Windows 11 vuelve a recordarnos que, a veces, los sistemas diseñados para proteger terminan sirviendo también a otros intereses. En esta ocasión, Microsoft Family Safety, la herramienta de control parental integrada en el sistema operativo y que debutó en la actualización 22H2, está bloqueando el acceso a Google Chrome y otros navegadores. Un fallo que afecta a decenas de familias y que, inevitablemente, reabre la suspicacia sobre si la protección al menor no acaba siendo también un instrumento para reforzar el uso de Edge, el navegador propio de Microsoft.
Family Safety es la plataforma que Microsoft ofrece a padres y tutores para supervisar la actividad digital de sus hijos. Permite gestionar los tiempos de pantalla, aplicar filtros de contenido, decidir qué aplicaciones pueden usar y recibir informes detallados de uso y ubicación. Sobre el papel, su objetivo es claro: proteger a los menores en un entorno digital cada vez más complejo. Pero esa misma herramienta, que debería facilitar la convivencia tecnológica en casa, está provocando problemas inesperados para quienes no utilizan exclusivamente aplicaciones del ecosistema Microsoft.
Desde principios de junio, muchos usuarios han reportado que Google Chrome se bloquea sin previo aviso o no puede iniciarse en equipos con Windows 10 y Windows 11. El error no depende del rendimiento del sistema ni de fallos propios del navegador: se trata de una consecuencia directa de cómo Family Safety gestiona las versiones actualizadas de los programas, que quedan temporalmente fuera de las listas de control y, por tanto, se bloquean o cierran de inmediato al intentar abrirse.
Según ha confirmado Microsoft, la raíz del problema está en el sistema de filtrado parental. Normalmente, cuando un menor intenta usar una aplicación no autorizada, Family Safety envía un aviso a los padres o tutores para que den su aprobación. Sin embargo, este fallo impide que esa notificación se genere, de modo que el navegador nunca llega a abrirse. Peor aún, afecta incluso a navegadores que ya habían sido aprobados anteriormente, si han recibido alguna actualización que modifique su versión, al no estar aún incluidas en la base de datos de permisos de Family Safety.
El alcance del fallo es amplio, ya que afecta a dispositivos con Windows 10 22H2 y Windows 11 22H2 o versiones posteriores, según el comunicado oficial de Microsoft. La compañía reconoce además que el error no se limita a Chrome, sino que otros navegadores también podrían experimentar bloqueos similares en circunstancias parecidas.
Como solución provisional, Microsoft recomienda activar la función de “Activity reporting” en la configuración de Family Safety. Con esta opción, los flujos de aprobación parental vuelven a funcionar, permitiendo que los tutores reciban solicitudes de permiso cada vez que un menor intente abrir una aplicación bloqueada o no registrada tras actualizarse.
En su declaración, Microsoft asegura que “trabaja activamente en resolver dos problemas clave: la ausencia de las notificaciones de aprobación parental y el desbloqueo temporal no deseado de versiones recientes de Google Chrome y otros navegadores tras una actualización”. No obstante, la compañía no ha indicado ningún plazo concreto para el lanzamiento de la actualización que solucionará el problema de forma definitiva.
Y, mientras tanto, la duda persiste. En un ecosistema donde Edge es promocionado agresivamente como la mejor opción para Windows, no deja de resultar llamativo que el sistema de control parental bloquee por defecto a competidores como Chrome, aunque sea por un fallo. Porque la línea entre proteger a los menores y reforzar el dominio de su propio navegador es, en ocasiones, demasiado fina como para no verla con suspicacia.
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