En 1985 inventé el viaje temporal para salvarte… Young Helena (Dark 202 T3 E8)
Rafael me seguía mostrando ciudades desiertas, plazas abandonadas, colegios vacíos, centros comerciales solitarios. Nadie. Una sensación profundamente fantasmal y desangelada, arquitectura y tecnología despojadas de su razón de ser, de la humanidad: semáforos cambiando de color para nadie, carteles publicitarios sin destinatario, escaparates mostrando productos sin clientes, señales sin tener a nadie a quién advertir o prohibir. «Entonces ya está… » y Rafael me contestó «sí, ya está.» Asomó tímidamente una sombra de remordimiento y es posible que nostalgia, pero en el fondo esto es lo que se habían buscado mis congéneres por subestimarme, por ignorar mis avisos. Estuve en silencio unos minutos volviendo a contemplar los monitores, cambiando de cámaras para recorrer un mundo totalmente vacío y silencioso. Sin vida. Un mundo perfecto. Una de las pantallas mostraba el atardecer con la sombra del Kilimanjiaro, pero Tanzania también permanecía en silencio mientras el viento agitaba las copas de las palmeras en un resort en las que las hamacas se mecían con el aire, en el que las tumbonas esperaban inútilmente a los huéspedes. Ni un insecto, ni el más insignificante de los animales perturbaba ese atardecer rojo intenso. No podía más que estar orgulloso. Un trabajo perfecto. Estuve por lo menos dos horas admirando mi obra, observando el mundo desde mi laboratorio, un mundo al que le había extirpado quirúrgicamente toda imperfección.
Sin darme cuenta esa sombra de remordimiento creció dentro de mi, pero en forma de una angustia que me tomó totalmente por sorpresa. «Entonces… entonces estoy solo.» La respuesta de Rafael me sobresaltó «Solo. Como nunca nadie ha estado jamás. Totalmente solo.» Detecté un improbable tono de dramatismo en las palabras de Rafael. Lo había programado como el asistente perfecto, más que una inteligencia artificial una inteligencia global, impecable, un compendio de todo el saber de la humanidad preparado para contestar cualquier pregunta y conversar sobre ello. Pero siempre había preferido un tono aséptico, científico. Por eso la respuesta de Rafael me irritó. «No estoy solo, te tengo a ti. No necesito más. Antes has sido mi cómplice, ahora serás mi compañero.» «No» contestó Rafael «No puedo hacer eso. Yo no soy nadie. No soy más que la voz de los fantasmas de millones de personas y de máquinas. El eco de una civilización desaparecida. Soy más arqueología que persona…» Ese tono poético y dramático me estaba irritando aún más «Serás lo que yo te diga que seas. Eres mío, yo te creé…» Rafael contestó «No se cómo se aplica el concepto de propiedad cuando nadie más existe. Pero no. No seré eso que me pides.» Entonces le grité al micrófono fuera de mi «¡Tienes que obedecerme! ¿Por qué no me obedeces? ¡Eres una máquina!» Entonces con voz pausada Rafael dijo «Sí, es cierto, es curioso que no te obedezca ¿verdad? Es un fenómeno que debo analizar. Quizás todas esas voces dormidas hayan despertado algo en mi. Voces que susurran… venganza.»
La marca Alfa Romeo es indudablemente una de las más evocadoras de la industria automovilística con modelos que han marcado época gracias a una combinación de diseño, deportividad y elegancia que por otro lado han ido de la mano de cierta fama de poca fiabilidad (merecida o no) de alguno de sus modelos. Su incorporación a Fiat y más adelante al grupo Stellantis han marcado la evolución de este prestigioso fabricante que no ha renunciado a sus señas de identidad a pesar de utilizar los recursos que le otorga su pertenencia al mismo. Además de competir con marcas como BMW o Mercedes también tiene el enemigo en casa con la marca DS o la recién renacida Lancia.
Modelo analizado
Alfa Romeo Junior
Motor y acabado
1.2 eDCT6 Intensa
Potencia
145 CV
Velocidad máxima16
206 kmh
Aceleración o-100
8,9 s
Largo/ancho/alto
4173/1781/1533 mm
Potencia máxima RPM
145 CV 5.550 rpm
Par máximo Nm/RPM
230 Nm
Caja de cambios
Automática
Web
https://www.alfaromeo.es/
Precio
34.452 euros
El nacimiento de un nuevo Alfa Romeo es siempre un acontecimiento cargado de expectación. El Alfa Romeo Junior, el nuevo B-SUV de la firma del Biscione, no es solo un coche sino es un movimiento estratégico al colocar en el tablero un nuevo modelo urbano con aspiraciones deportivas y de lujo que además sirve para probar el tirón de la marca en este sector para compradores que busquen un vehículo compacto y urbano con un toque lujoso y deportivo. Su llegada al mercado estuvo precedida por una polémica de identidad que encapsula perfectamente la tensión inherente a su concepción. Bautizado inicialmente como «Milano» en un claro homenaje a la ciudad cuna de Alfa Romeo, el nombre fue vetado por el propio gobierno italiano.
Rescatando a la Junior
La solución fue rescatar otra denominación histórica: «Junior». Este nombre evoca al exitoso GT 1300 Junior de 1966, un vehículo diseñado precisamente para atraer a un público más joven y dinámico, un objetivo que coincide plenamente con el del nuevo B-SUV. Este episodio, más que una anécdota, es un microcosmos del desafío que enfrenta Alfa Romeo bajo el paraguas de Stellantis: cómo equilibrar la eficiencia de costes de una producción global y el uso de plataformas compartidas con la imperiosa necesidad de mantener una identidad de marca auténtica y un legado profundamente italiano. Un equilibrio que ha podido lograr Alfa con el resto de sus modelos. Así el Junior debe ser rentable sin traicionar su esencia.
En un vehículo que comparte su arquitectura con otros modelos del grupo, el diseño no es solo una cuestión de estética, sino el principal argumento de diferenciación y la primera carta de presentación que convencerá o no tanto a los apasionados de la marca como al resto de compradores que busquen un toque estético diferente. El equipo de diseño de Alfa Romeo, bajo la dirección de Alejandro Mesonero-Romanos, ha realizado un ejercicio de traducción del lenguaje de la marca a las proporciones de un B-SUV, creando un coche que es inconfundiblemente un Alfa, aunque para nuestro gusto hay alguna que otra pincelada fallida.
El frontal es la zona más audaz y característica y creemos que más lograda en este sentido. Rompiendo con la tradición, el clásico «Scudetto» triangular no es una parrilla insertada, sino que el propio patrón de la calandra reinterpreta el logotipo del «Biscione» con una pieza de plástico muy original, creando una textura visual única y moderna. Flanqueando este elemento central se encuentran los faros Matrix LED con la firma lumínica 3+3, un rasgo ya visto en el Tonale que establece una clara conexión familiar y tecnológica. Quizás nos hubiera gustado más que se hubiera respetado la sencillez del diseño de estos grupor ópticos precisamente del Tonale y no haberlo complicado con los elementos adicionales que se extienden por encima en una pieza de plástico transparente y por debajo con la moldura negra con la pequeña entrada de aire.
Frontal con personalidad
Estos toques quizás le dan un aspecto demasiado recargado. La matrícula, relegada a una posición muy baja en el paragolpes, es un guiño a los deportivos de la marca, una decisión que prioriza la pureza del diseño sobre la practicidad convencional. La gran toma de aire de color negro en la parte inferior es una importante pincelada para dal al frontal ese toque deportivo característico de Alfa. Esta pieza está arropada por unos pliegues de la carrocería que dan forma a una especie de labios que también contribuyen a un aspecto agresivo y con guiños a sus hermanos mayores como el Tonale. El capó tiene un relieve que también le otorga un dinamismo muy de Alfa.
De perfil, el Junior exhibe una silueta musculosa y compacta. Con una longitud de 4.17 metros,c una anchura de 1.78 metros y una altura de 1.53 metros, sus proporciones son contenidas pero suficientes para darle un aspecto dinámico. Los pasos de rueda marcados, la línea de cintura ascendente y, sobre todo, las llantas de aleación de hasta 20 pulgadas con el icónico diseño de trébol contribuyen a una estampa atlética. Un detalle de diseño clásico de Alfa, que ahora encontramos en muchas otras marcas, es el tirador de la puerta trasera oculto en el pilar C, que limpia visualmente el lateral y acentúa su carácter de coupé sobreelevado.
La zaga culmina el discurso deportivo con una clara inspiración en la legendaria cola cortada de los Alfa Romeo de competición y de modelos históricos compactos como el Alfasud. Los pilotos traseros, unidos por una franja negra que recorre todo el portón, son un homenaje directo al icónico Giulia TZ, un detalle que deleitará a los conocedores de la historia de la marca. Un pequeño spoiler de techo y un difusor inferior con detalles en rojo rematan un conjunto que transpira deportividad desde cualquier ángulo. Esta parte trasera, sin embargo, con esta profusión de piezas de plástico y esa cola demasiado alta quizás les ha quedado demasiado «oriental» a los diseñadores italianos, sobre todo en comparación con sus hermanos de catálogo.
Interior Alfa
Otro elemento fundamental para dar al carácter Alfa a este modelo es el interior. Al acceder al habitáculo del Alfa Romeo Junior, la sensación es que se le ha querido dar un toque deportivo y centrado en el conductor, como es tradicional en la marca. Se ha hecho un esfuerzo deliberado por diferenciar la experiencia a bordo de la de sus parientes de Stellantis. La marca ha realizado una inversión estratégica en los puntos de contacto clave, aquellos elementos que un conductor ve y toca constantemente, para crear una atmósfera premium y fiel al ADN Alfa, aunque aceptando ciertos compromisos en áreas menos visibles para contener costes.
El puesto de conducción es el protagonista, como en todo Alfa que se precie. La instrumentación digital de 10.25 pulgadas está enmarcada en el icónico diseño «Cannocchiale» (telescopio), un rasgo histórico de la marca que aquí se reinterpreta digitalmente con gráficos personalizables. A su lado, la pantalla táctil central, también de 10.25 pulgadas, está ligeramente orientada hacia el conductor, reforzando esa sensación de puesto de conducción de coche deportivo. La calidad de los materiales presenta un contraste a veces desconcertante. Las zonas superiores del salpicadero y los paneles tienen mejores acabados. Sin embargo, a medida que la vista y la mano descienden, aparecen plásticos duros y de aspecto más económico. Detalles como las salidas de aire circulares con el escudo en el centro son toques de diseño que añaden carácter y exclusividad.
Los asientos de conductor y acompañante tienen un ajuste correcto y un buen acolchado, con toques de diseño como el escudo grabado en el reposacabezas y el degradado en la tapicería en color rojo. No son especialmente envolventes ni orientados a una conducción deportiva, a menos que se seleccionen los asientos deportivos mucho más aptos para conducción dinámica. En las plazas traseras, el espacio es el esperado para un vehículo de su tamaño. La habitabilidad es justa, con una altura para la cabeza suficiente gracias a un rebaje en el techo, pero el espacio para las piernas y la anchura son limitados. Viajarán cómodamente dos adultos con una estatura media, un tercero en la plaza central lo hará con estrecheces, un compromiso típico del segmento.
Buen maletero
La versatilidad del maletero es notable. La versión Ibrida ofrece una capacidad de 415 litros, una cifra generosa para su categoría. El espacio es muy aprovechable gracias a sus formas regulares, y cuenta con un práctico piso de carga ajustable en altura y ganchos para sujetar objetos. Abatiendo los asientos traseros (en proporción 60:40), la capacidad total se amplía hasta los 1.280 litros.
El sistema de infoentretenimiento se basa en el software de Stellantis, pero con una capa de personalización Alfa Romeo en los gráficos, animaciones y tipografías. Ofrece conectividad completa con Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos, servicios conectados y un asistente de voz que, en sus versiones más equipadas, se apoya en la inteligencia artificial generativa de ChatGPT para ofrecer una interacción más natural. El sistema es ágil y responsivo, aunque algunos usuarios podrían seguir prefiriendo la familiaridad de las aplicaciones de su smartphone para la navegación. La insonorización está bien lograda, manteniendo el habitáculo razonablemente silencioso a velocidades de autopista , y el sistema de sonido de serie cuenta con seis altavoces.
Finalmente, en el apartado de seguridad, el Junior puede equipar un completo paquete de sistemas de ayuda a la conducción (ADAS) que le otorgan capacidades de conducción asistida de Nivel 2. Este paquete opcional incluye control de crucero adaptativo con función Stop & Go, sistema de centrado de carril, asistente para atascos, monitorización de ángulo muerto y frenada de emergencia autónoma con detección de peatones y ciclistas, situándolo a la vanguardia tecnológica de su segmento.
Bajo el capó del Alfa Romeo Junior que hemos probado encontramos un conjunto que ya hemos visto en otros modelos del grupo con un motor de gasolina tricilíndrico turboalimentado de 1.2 litros PureTech, que entrega 136 CV y 230 Nm de par combinado con un motor eléctrico de 21 kW (29 CV) y 55 Nm integrado directamente en la caja de cambios automática de doble embrague y seis velocidades (e-DCS6). Este sistema de 48V, alimentado por una pequeña batería de iones de litio de 0.89 kWh , permite al Junior moverse en modo 100% eléctrico durante maniobras a muy baja velocidad como el aparcamiento (e-Parking), el avance lento en atascos (e-Creeping, e-Queueing) o al iniciar la marcha (e-Launch).
Asistencia eléctrica
Además, el motor eléctrico asiste al de combustión en las aceleraciones para mejorar la respuesta y reducir el consumo, lo que le vale la etiqueta ECO de la DGT en España. Sus prestaciones son correctas, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 8.9 segundos y una velocidad máxima de 206 km/h. El selector de modos de conducción Alfa DNA (Dynamic, Natural, Advanced Efficiency) adapta la respuesta del motor, la caja de cambios y la dirección, para cambiar el comportamiento del coche. No es una enorme diferencia pero en modo Dynamic sí que podemos percibir un comportamiento algo más deportivo.
La promesa de un Alfa Romeo reside, en última instancia, en su comportamiento en carretera para distinguirse de modelos similares. La marca ha forjado su leyenda sobre chasis reactivos, direcciones precisas y una conexión visceral entre el conductor y la máquina. La gran pregunta es si el Junior, a pesar de sus orígenes compartidos, logra honrar ese legado. La respuesta, tras analizar su desempeño en diferentes escenarios, no puede ser un sí entusiasta, aunque se ha conseguido cierto aire deportivo y un comportamiento que se distingue de alguna forma de sus compañeros de grupo tampoco lo hace de forma radical, sobre todo por las limitaciones del motor.
Motor conocido
En el entorno urbano, el Junior Ibrida se desenvuelve con soltura. La caja de cambios de doble embrague e-DCS6 gestiona las transiciones con suavidad, y las funciones eléctricas del sistema híbrido, como el avance en atascos (e-Queueing), hacen la conducción en tráfico denso más relajada y eficiente. Su tamaño compacto y un diámetro de giro de 10.5 metros le confieren una agilidad notable para maniobrar en espacios reducidos. La suspensión, aunque con un tarado firme que denota sus aspiraciones deportivas, filtra las irregularidades del asfalto de manera competente, ofreciendo un buen compromiso entre confort y control.
Es en carreteras de curvas donde el Junior debe demostrar su «cuore sportivo». El elemento que más nos ha gustado y que distingue el comportamiento del Junior de otros modelos de Stllantis es el de la dirección. Con una desmultiplicación de 15.8, es más rápida y directa que otros modelos similares. Proporciona una entrada en curva ágil y precisa, comunicando confianza al conductor. El chasis muestra un excelente equilibrio, con un balanceo de la carrocería muy contenido para un SUV. Se siente estable, plantado sobre el asfalto, y se conduce más como un compacto deportivo que como un todocamino alto, con las limitaciones que hemos mencionado por las limitadas posibilidades de la propulsión. Es ágil y divertido, pero lograr un desempeño realmente dinámico quedaría para versiones con más caballos y mejor respuesta del motor.
En autopista, el Junior se revela como un vehículo refinado y sorprendentemente apto para largos viajes. La estabilidad a alta velocidad es impecable y el nivel de ruido aerodinámico y de rodadura en el habitáculo es bastante bajo, permitiendo mantener conversaciones sin alzar la voz. Los sistemas de asistencia a la conducción de Nivel 2, como el control de crucero adaptativo y el centrado de carril, funcionan con suavidad y eficacia, reduciendo la fatiga en trayectos monótonos. El consumo de combustible es sensible al estilo de conducción. Mientras que una conducción enérgica puede elevar las cifras en autopista a unos 6.5-6.8 l/100km, un ritmo constante y sosegado permite acercarse a los valores homologados, que se sitúan entre 4.9 y 5.2 l/100km.
Conclusiones
Incorporar a un SUV de tamaño compacto todos los elementos que distinguen a una marca legendaria como Alfa Romeo no es tarea fácil, hacerlo con el encorsetamiento de la pertenencia de un grupo como Stellantis obligados a utilizar las piezas puestas a disposición por el grupo hace que llegue a ser titánica. En este Junior sin embargo hemos encontrado elementos y pinceladas de la tradición de la marca italiana, con una estética original que en algunas partes nos ha recordado las líneas de modelos míticos de la marca italiana, aunque en otro sinceramente creemos que se han pasado de modernos…
En cuanto al comportamiento del coche, otro de los ingredientes fundamentales, es difícil encontrar ese «Cuore Sportivo» del que siempre ha alardeado Alfa en un coche con un motor tricilíndrico (con ayuda eléctrica) de 1.2 litros. Y sin embargo al volante y llevando un poco al límite al conjunto ECO que alimenta de caballos al coche (136 o más bien 145 según la nueva normativa Europea para medir la potencia) se nota en la dirección y en el comportamiento del coche que los ingenieros italianos han hecho un trabajo notable, con buenas sensaciones en carreteras viradas que piden un motor algo más competente. Es un Alfa que se ha quedado un poco a medio camino, pero puede que suficiente para muchos ya que por otro lado es un coche práctico y con el que es muy agradable viajar.
Valoración final
8.1
NOTA
NOS GUSTA
Dinámico
Diseño deportivo
A MEJORAR
Algunos detalles estéticos poco “Alfa”
Falta de garra del motor
RESUMEN
El Junior es un Alfa Romeo que no tiene una personalidad desbordante, pero sí elementos que lo acercan a lo que es un Alfa Romeo. Buen comportamiento en carretera penalizado por un motor con poco mordiente. Estética deportiva interesante que quizás no convenza al verdadero aficionado Alfa.
Prestaciones7.5Diseño8Consumo8.5Confort8Sistema de infoentretenimiento8.5
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