Vamos a dejarnos de paños calientes, Xbox Series X y Series S han sido un fracaso. Microsoft lanzó dos modelos diferentes en esta generación para intentar llegar a una mayor cantidad de usuarios, pensando que con esa diversificación podría competir mejor con PS5, y la verdad es que tenía razón, pero las cosas no salieron como esperaba.
Xbox Series S no sirvió para quitar cuota de mercado a PS5, porque Sony supo responder con una versión digital de dicha consola, más económica pero igual de potente. Esto tuvo un impacto muy grande en la estrategia original de Microsoft, y acabó teniendo un efecto nada deseado: Xbox Series S canibalizó ventas a Xbox Series X, y se convirtió en el sistema más vendido de los dos.
Ese no era el objetivo de Microsoft. La compañía de Redmond quería que Xbox Series X fuese la consola más vendida, y que Xbox Series S quedase como una opción económica para aquellos que querían entrar en la generación actual, pero que tenían un presupuesto más limitado. Era una buena idea que serviría además para acelerar la transición generacional, pero la jugada no le salió bien a Microsoft.
Xbox Series X y Series S: las grandes perdedoras de esta generación
Ambas consolas llegaron al mercado al mismo tiempo que PS5, a finales de 2020. Sin embargo, la evolución de sus ventas ha sido muy distinta, y esta se ha vendido mucho mejor. La consola de Sony acumula ahora mismo 78,58 millones de unidades vendidas, y tiene una cuota de mercado del 29% a nivel internacional.
Xbox Series X y Series S han vendido 33,40 millones de unidades, y tienen una cuota del 12,3%. No tenemos datos oficiales de la cantidad de unidades que ha vendido cada modelo (por algo será), pero las estimaciones más fiables apuntan que Xbox Series S es la más vendida de las dos, y que representaría entre un 60% y un 70% de esos 33,40 millones de unidades vendidas.
La tercera en discordia dentro de esta generación es Nintendo Switch 2, que fue lanzada el cinco de junio. En menos de tres meses la consola de Nintendo ha vendido 7,55 millones de unidades, y tiene una cuota de mercado del 2,8%. Todavía hay una diferencia considerable frente a esos 33,4 millones de las consolas Xbox de Microsoft, pero la realidad que tenemos delante es muy clara.
Si Nintendo Switch 2 se sigue vendiendo a este ritmo podría cerrar 2025 con unos 15 millones de unidades vendidas, y si es capaz de mantener el tirón podría superar a Xbox Series X y Series S en cuota de mercado en la segunda mitad de 2026, es decir, en poco más de un año desde su lanzamiento.
Mirando a largo plazo, y recordando los resultados de Nintendo Switch, es posible que su sucesora sea capaz de superar en ventas incluso a PS5, aunque en este caso estamos hablando de varios años para conseguir ese objetivo.
Nintendo Switch 2 podría ser la ganadora en ventas de esta generación, a pesar de llegar cinco años tarde
La segunda en ventas sería PS5, y las consolas de Microsoft quedarían en última posición, cerrando esta generación con una derrota de gran calado, que de hecho ya está transformando la estrategia de la compañía en el mercado de las videoconsolas, y que podría dar pie a un ecosistema de próxima generación mucho más amplio, con varios sistemas tipo PC.
Como referencia, Xbox One logró unas ventas de 58 millones de unidades hasta 2022. En cinco años, Xbox Series X y Series S han vendido un poco más de la mitad de lo que logró Xbox One en casi ocho años. No es un buen resultado, porque en la segunda etapa de vida útil de una generación de consolas es cuando más bajan las ventas de estas, y cuando peores son los resultados en este sentido.
Si las cosas no mejoran, puede que la generación actual de Microsoft acabe vendiendo incluso menos que Xbox One, y esto sería un gran toque de atención para la compañía, porque dicha consola ya fue considerada como un fracaso.
Qué ha salido mal con Xbox Series X y Series S, y qué puede hacer Microsoft con Xbox Next para cambiar las cosas
Microsoft ha cometido muchos errores, de eso no hay ninguna duda. Solo tenemos que ver lo ocurrido durante el lanzamiento de Xbox 360, su consola de mayor éxito, y lo sucedido con la generación actual.
La estrategia de lanzar dos consolas con diferente potencia y precio tiene un lado positivo que ya hemos visto, llegar a más usuarios, pero también tiene un lado negativo, y es que obligas a los desarrolladores a lanzar sus juegos en ambas consolas, y esto puede hacer que muchos proyectos se acaben retrasando porque estos tienen que hacer virguerías para optimizar sus juegos y hacer que funcionen en el sistema menos potente.
Otro error, mucho más grave, fue la segmentación de la memoria unificada en dos bloques, uno lento y otro rápido. Esto complicó los desarrollos y tuvo un impacto negativo en el rendimiento de Xbox Series X, una consola que tiene más shaders que PS5 y que sobre el papel es más potente, pero que en la práctica ha sido incapaz de demostrar esa superioridad.
Xbox 360 sí que fue capaz de demostrar su superioridad frente a PS3, y no lo hizo con números sobre papel, lo hizo con juegos que la convirtieron en un sistema muy apreciado por los jugadores. Este ha sido el tercer error de Microsoft, no tener juegos exclusivos que realmente marquen la diferencia, cosa que sí ocurrió con Xbox 360, que nos deslumbró con títulos como Halo 3, Gears of War, Left 4 Dead y Blue Dragon, entre otros.
Halo Infinite fue un fiasco, y ninguno de los exclusivos temporales que recibió posteriormente esta consola generó un gran interés. Podemos decir sin miedo a equivocarnos que Xbox Series X y Series S no han tenido ningún juego exclusivo vende consolas de verdad, y esto ha influido en la recepción por parte del gran público.
No podemos olvidarnos además de la mala reputación que se labró Microsoft con el fracaso de Xbox One. Esto ya hizo que muchos usuarios de dicha consola tuvieran claro que iban a dar el salto a una PS5 cuando estuviera disponible, y con los malos resultados que han tenido Xbox Series X y Series S la cosa no ha hecho más que empeorar para Microsoft.
Microsoft no lo va a tener nada fácil en la próxima generación de consolas, pero hay algunas cosas que la compañía de Redmond puede hacer para intentar mejorar su posición y para tener más oportunidades contra Sony:
Olvidarse de configuraciones raras de hardware que puedan lisiar el rendimiento de una consola, como la segmentación de la memoria en rápida y lenta.
Cooperar con los desarrolladores para que estos aprovechen la mayor potencia de su consola, y que esto se traduzca en una diferencia visible por el jugador frente a la alternativa de Sony.
Seguir apostando por los juegos exclusivos, aunque muchos de ellos sean exclusivas temporales.
Mejorar la calidad de los exclusivos, sobre todo de las franquicias más queridas que definieron a Xbox, como Halo y Gears of War.
Considerar recuperar franquicias que fueron un éxito en su momento, como la serie Gotham Racing e incluso sagas anteriores, como Otogi y Panzer Dragoon.
Afinar bien el precio de venta de la consola, intentando conseguir una relación calidad precio atractiva para dar un impulso a las ventas desde su lanzamiento.
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