Hay dos componentes que son clave a la hora de jugar: el procesador y la tarjeta gráfica. El rendimiento que obtendremos en juegos dependerá en gran medida de lo bien que hayamos combinado ambos, porque aunque es cierto que la gráfica es la que asume la mayor parte de la carga de trabajo que supone mover un juego, al final esta también depende del procesador.
Si tenemos una tarjeta gráfica muy potente y la combinamos con un procesador lento o con una cantidad de núcleos insuficiente tendremos un cuello de botella por CPU que, dependiendo de la resolución y de los ajustes del mismo, será más o menos grave. Lo mismo sucederá si tenemos un procesador muy rápido y una tarjeta gráfica poco potente, no tendremos un buen rendimiento en juegos.
Cosas a tener en cuenta a la hora de combinar procesador y tarjeta gráfica para jugar
Cada juego tiene sus propios requisitos, y hay algunos que tienen una mayor dependencia del procesador y otros que dependen más de la tarjeta gráfica. Sin embargo, podemos establecer un nivel mínimo recomendado que es común a todos los juegos actuales, y que nos facilita el punto de partida del que no deberíamos bajar en ningún caso si hablamos de CPU:
6 núcleos y 12 hilos.
IPC al nivel de Zen 3 o Intel Core Gen 11.
Otra cosa que influye a la hora de combinar ambos componentes es la resolución a la que vamos a jugar. Hay una regla general básica en este sentido, y es que cuanto menor es la resolución más peso adquiere el procesador, porque será el que asumirá una mayor carga de trabajo, y a la inversa, es decir, a mayor resolución menos peso tendrá este.
Esto tiene una explicación muy sencilla. Cuando la resolución aumenta se incrementan el número de píxeles con el que tiene que trabajar la tarjeta gráfica, lo que hace que esta vaya mucho más estresada y que necesite menos instrucciones de la CPU. Cuando la resolución baja ocurre precisamente todo lo contrario, la GPU irá mucho más suelta y para generar más fotogramas por segundo pedirá a la CPU más instrucciones y datos.
Por esta razón, cuando jugamos en 1080p con una GeForce RTX 5090 podemos ver que la diferencia entre utilizar un Ryzen 7 9800X3D y un Intel Core i9-14900K puede ser de más 20% de media, dependiendo de cada juego. Sin embargo, cuando subimos la resolución a 4K la diferencia a favor del primero suele bajar a entre un 2% y un 4%, también dependiendo de cada juego.
¿Por qué digo dependiendo de cada juego? Pues porque como os comenté al principio del artículo cada juego es un mundo, y hay títulos que incluso en 1080p muestran una dependencia menor de la CPU. También influirá la calidad gráfica que utilicemos, puesto que a menos calidad gráfica más impacto de la CPU, y el uso de tecnologías diversas:
Trazado de rayos: aumenta mucho la dependencia de la tarjeta gráfica.
Trazado de trayectorias: incrementa más que la anterior la dependencia de la tarjeta gráfica.
Tecnologías de reescalado: reducen la cantidad real de píxeles renderizados, y por ello aumentan la dependencia de la CPU.
Por ejemplo, si jugamos en 4K pero estamos utilizando reescalado al 50% solo estaremos renderizando la mitad de píxeles en cada eje, lo que significa que la resolución real será 1080p. En este caso, el procesador tendrá un mayor impacto en el rendimiento aunque la resolución final de salida, tras aplicar el reescalado, sea 4K.
Recomendaciones a la hora de elegir procesador y tarjeta gráfica para jugar
Hace cosa de un año os dije que los procesadores de cuatro núcleos y ocho hilos todavía seguían vivos para jugar, siempre que tuvieran un alto IPC. Esto es algo que todavía se cumple, pero solo en parte.
Ya han llegado juegos que necesitan de un procesador de seis núcleos y doce hilos para no dar problemas graves de stuttering, y teniendo en cuenta lo económicos que son creo que ya no tiene sentido seguir recomendando modelos de 4 núcleos y 8 hilos.
Más adelante os voy a dar recomendaciones concretas de combinaciones de CPU y GPU que son totalmente óptimas, y que ofrecen un valor excelente en relación precio-prestaciones, pero antes de entrar de lleno en ese apartado os quiero dejar una serie de referencias que os servirán de guion general si queréis optar por otras configuraciones:
El procesador debe tener sí o sí 6 núcleos y 12 hilos. El IPC mínimo recomendado es el que tienen los procesadores Zen 3 y los Core Gen 11 (por ejemplo, Ryzen 5 5600 y Core i5-11400), y el mínimo aceptable el que tienen los Zen 2 y los procesadores basados en Skylake y superiores (por ejemplo, Ryzen 5 3600 y Core i7-8700).
La tarjeta gráfica debe ser acorde al procesador. Por lo general, lo ideal es invertir en el procesador entre un 40% y un 50% de lo que hayamos gastado en la tarjeta gráfica, con un techo máximo de 500 euros de inversión en el procesador. Esta es una regla de oro que resulta extremadamente útil.
No debemos olvidarnos de la importancia de la memoria gráfica. Si vamos a jugar en 1080p debemos elegir una tarjeta gráfica que tenga al menos 8 GB, mientras que en 1440p será necesario contar al menos con 12 GB, y en 4K es recomendable disponer de 16 GB para jugar con todas las garantías. Hay algunos juegos que pueden necesitar más de 16 GB en 4K si utilizamos trazado de trayectorias, pero son casos aislados.
Mejores combinaciones CPU y GPU para jugar en 1080p
Es una resolución poco exigente, así que no necesitamos de componentes muy potentes para conseguir una buena experiencia. Como os dije anteriormente, a esta resolución el procesador tiene mucho impacto, pero solo cuando utilizamos tarjetas gráficas muy potentes, algo que solo tiene sentido si queremos conseguir una alta tasa de FPS para aprovechar un monitor con una alta tasa de refresco.
Presupuesto de 350 euros
Procesador AMD Ryzen 5 3600 por 63,83 euros.
Tarjeta gráfica: GeForce RTX 5060 con 8 GB de GDDR7 por 290,90 euros.
Alternativa: tarjeta gráfica Intel Arc B580 Titan OC con 12 GB de GDDR6 por 272,03 euros.
El coste total de esta configuración sería de 354,73 euros. Con esta combinación tenemos potencia de sobra para jugar a cualquier juego en 1080p con calidad máxima, y tendremos un buen rendimiento incluso con trazado de rayos, siempre que respetemos el límite de 8 GB de VRAM.
La Intel Arc B580 puede es una alternativa interesante porque tiene 12 GB de memoria gráfica y un precio un poco más bajo, pero no es lo ideal para acompañar a un Ryzen 5 3600 por los problemas de rendimiento que tiene con procesadores anteriores a los Ryzen 5000.
Presupuesto de 500 euros
Procesador: Intel Core i5-12400F por 121 euros.
Procesador alternativo: Ryzen 5 5600 por 123,09 euros.
Tarjeta gráfica Radeon RX 9060 XT con 16 GB por 379,90 euros.
Con esta configuración conseguimos una mejora notable de rendimiento tanto a nivel CPU como GPU, y conseguimos una configuración perfectamente equilibrada para jugar a cualquier cosa sin tener que preocuparnos por la memoria gráfica.
Este combo es tan bueno para 1080p que incluso resulta muy capaz en juegos bajo 1440p, y por eso podemos considerarlo también como la opción ideal como entrada para jugar en dicha resolución. La Radeon RX 9060 XT consigue una gran mejora de rendimiento en trazado de rayos frente a la generación anterior, y soporta FSR 4 bajo FP8.
Mejores combinaciones CPU y GPU para jugar en 1440p
Si queremos jugar en 1440p con garantías por poco dinero podemos recurrir al combo anterior de 500 euros, pero para ampliar las opciones disponibles os voy a dejar dos recomendaciones más que os permitirán disfrutar de un mayor nivel de rendimiento sin tener que hacer un gran gasto en la CPU.
Presupuesto de 600 euros
Procesador: Intel Core i5-12400F por 121 euros.
Procesador alternativo: Ryzen 5 5600 por 123,09 euros.
Tarjeta gráfica: GeForce RTX 5060 Ti de 16 GB por 449,90 euros.
Esta combinación está muy bien equilibrada. Con la GeForce RTX 5060 Ti de 16 GB no tendremos problemas de falta de VRAM, disfrutaremos de entre un 5% y un 10% más de rendimiento que con la Radeon RX 9060 XT de 16 GB, y además tendremos acceso al ecosistema DLSS 4 de NVIDIA, incluyendo la multigeneración de fotogramas.
Presupuesto de 700 euros
Procesador: Intel Core i5-12400F por 121 euros.
Procesador alternativo: Ryzen 5 5600 por 123,09 euros.
Tarjeta gráfica: GeForce RTX 5070 por 564,90 euros.
Con ese combo nos quedamos por detrás del máximo del presupuesto, ya que tenemos un coste de 685,9 euros, es decir, nos sobran 14,1 euros. Sin embargo, es la mejor configuración en relación precio-prestaciones que existe ahora mismo para jugar en 1440p con garantías y disfrutando de las últimas tecnologías del sector.
La GeForce RTX 5070 rinde entre un 35% y un 40% más que la Radeon RX 9060 XT en 1440p, y nos da acceso a DLSS 4 y multigeneración de fotogramas, dos tecnologías que nos ayudarán a mejorar mucho la fluidez y el rendimiento en juegos.
Mejores combinaciones CPU y GPU para jugar en 2160p
Para jugar en 4K podríamos utilizar cualquiera de las dos configuraciones anteriores, pero tendríamos que hacer algunos sacrificios para jugar con todas las garantías, sobre todo en el caso de la GeForce RTX 5060 Ti, que es alrededor de un 30% más lenta que la GeForce RTX 5070.
Con todo, gracias a los últimos movimientos de precio que se han producido en el sector de las tarjetas gráficas no tenemos que hacer una inversión enorme para poder jugar bien en 4K. Solo tenemos que saber qué combinaciones son las mejores en relación precio-rendimiento. Estas son las tres que yo elegiría en función de mi presupuesto.
Presupuesto de 850 euros
Procesador: Ryzen 5 7600X por 179,9 euros.
Tarjeta gráfica: Radeon RX 9070 XT con 16 GB por 639,9 euros.
Esta combinación de tarjeta gráfica y CPU nos da todo lo que necesitamos para disfrutar de una experiencia perfecta en 4K con un presupuesto «ajustado», y tenemos acceso a FSR 4 para mejorar el rendimiento y conseguir 60 FPS estables incluso en juegos muy exigentes o mal optimizados.
En algunos juegos la Radeon RX 9070 XT llega a igualar o incluso a superar ligeramente a la Radeon RX 7900 XTX, que es mucho más cara y no soporta FSR 4 bajo FP8. Sin duda esta es la mejor combinación para jugar en 4K si quieres gastar poco más de 800 euros, ya que el coste total es de 819,8 euros.
Presupuesto de hasta 1.000 euros
Procesador: Ryzen 5 7600X por 179,9 euros.
Tarjeta gráfica: GeForce RTX 5070 Ti por 799,9 euros.
Este combo de procesador y tarjeta gráfica es mejor que el anterior porque tenemos un 7% más de rendimiento en rasterización y un 41% más de rendimiento de media en trazado de rayos. Es una inversión extra que vale la pena si nos preocupa sobre todo jugar con trazado de rayos activado.
Otra ventaja es que al contar con una GeForce RTX 5070 Ti podremos disfrutar del ecosistema DLSS 4 y de todas las tecnologías que integra. El coste total de este combo es de 979,8 euros.
Presupuesto de menos de 1.500 euros
Procesador: Ryzen 7 7800X3D por 389,90 euros.
Tarjeta gráfica: GeForce RTX 5080 por 1.089,9 euros
Este pack nos da una mejora importante de rendimiento a nivel CPU, ya que estamos combinando el tercer mejor procesador para juegos que existe con la tercer tarjeta gráfica más potente que hay en el mercado de consumo general.
De media, conseguimos una mejora de rendimiento de un 20% en rasterización, y tenemos también una mejora significativa en trazado de rayos. Otra ventaja importante de esta configuración es que si utilizamos DLSS 4 en modo equilibrado o inferior el Ryzen 7 7800X3D nos dará un empujón importante en la tasa de fotogramas por segundo al bajar la resolución nativa.
Otras cosas a tener en cuenta para no equivocarte
Es importante que cada uno de esos combos de procesador y tarjeta gráfica esté acompañado de un mínimo de 16 GB de memoria. Si es DDR4 esta debe funcionar al menos a 3.200 MHz, y si es DDR5 esta debe correr a 5.200 MHz si va a acompañar al Intel Core i5-12400F, y a 6.000 MHz si acompaña a un Ryzen 7000.
No debemos, bajo ninguna circunstancia, bajar de 16 GB de RAM en doble canal (dos módulos). Montar 32 GB no es imprescindible, ya que incluso los juegos más actuales, como Battlefield 6, funcionan sin problemas con 16 GB. No obstante, con 32 GB tendremos una tasa de FPS mínima más estable, así que es una buena inversión si podemos gastar un poco más.
La unidad de almacenamiento puede hacer cuello de botella y arruinar nuestra experiencia aunque tengamos una buena combinación de procesador y tarjeta gráfica. Por esa razón contar con una unidad SSD NVMe PCIe es fundamental para jugar. Esta debe tener una velocidad mínima de 2.400 MB/s en lectura y escritura secuencial, un requisito bastante sencillo de cumplir, porque la mayoría de los modelos económicos que se venden a día de hoy ya superan los 4 GB/s.
En general, a partir de un Ryzen 5 7600 o de un Intel Core i5-13600K ya tendremos una CPU lo bastante potente para disfrutar de una experiencia óptima en juegos con casi cualquier tarjeta gráfica. Solo vale la pena invertir en un procesador superior si vamos a comprar una de las tarjetas gráficas más potentes del mercado, como las GeForce RTX 5080, GeForce RTX 4090 y GeForce RTX 5090.
Si tenéis dudas sobre este tema os invito a repasar nuestra guía dedicada a analizar qué procesador necesitamos para cada tarjeta gráfica, donde encontraréis información clara y bien explicada que os ayudará a resolver cualquier duda.
Nota: Esta selección contiene algunos enlaces de nuestros afiliados, pero ninguno de los productos incluidos han sido propuestos o recomendados por ellos o sus fabricantes, sino elegidos según nuestro propio criterio.
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