Yo entiendo, entiendo bien, lo frustrante que debe ser gastarte mas de 40.000 millones de dólares en comprarte una red social, y que la gente ni siquiera esté dispuesta a aceptar el cambio de nombre que has hecho en la misma. Porque, no nos engañemos, seguro que cada vez que nos referimos a X (la red social antes conocida como Twitter) con el nombre de Twitter, Elon Musk se come un cachorro de gatito para intentar mitigar un poco la frustración por el poco éxito de un rebranding que, por otra parte, comparte descrédito con el de la propia red social (es decir, Twitter).
Pero si había dudas sobre la seriedad con la que Musk se ha propuesto borrar todo rastro del nombre Twitter, la última decisión de X (antes Twitter) lo deja bastante claro. La compañía ha anunciado que los usuarios que utilicen llaves de seguridad físicas o passkeys como método de verificación en dos pasos (2FA) deberán reconfigurarlas antes del próximo 10 de noviembre. ¿El motivo? Estas llaves están todavía asociadas al dominio twitter.com, y la plataforma quiere desvincularlas completamente para continuar con su migración total a x.com.
El aviso ha sido comunicado por la cuenta oficial de seguridad de Twitter, donde se explica que, si los usuarios no actualizan sus métodos de autenticación antes de la fecha límite, sus cuentas serán bloqueadas temporalmente. A partir de ahí, solo podrán acceder de nuevo si reconfiguran la llave, cambian de método de verificación o desactivan el 2FA, aunque la propia plataforma recomienda seguir usándolo por motivos de seguridad.
Este cambio no afecta a todos los métodos de verificación, sino únicamente a aquellos que emplean llaves físicas (como Yubikeys) o passkeys. Las aplicaciones de autenticación tradicionales o los métodos por SMS no están implicados. En otras palabras: si tu sistema de seguridad no está vinculado directamente al antiguo dominio twitter.com, puedes respirar tranquilo. Pero si dependes de una clave física, toca pasar por el aro.
Aunque desde X insisten en que esta medida no responde a ningún problema de seguridad, la justificación no es meramente técnica. Reasociar estos métodos al dominio x.com permite a la compañía “jubilar” oficialmente el dominio twitter.com, uno de los últimos vestigios estructurales del viejo nombre. Y es precisamente ese simbolismo el que da a este movimiento un valor adicional dentro de la estrategia de Musk: eliminar cada rincón del legado de Twitter, incluso el que no se ve a simple vista.
Para los usuarios, más allá de la molestia puntual de reconfigurar un sistema de seguridad, lo que empieza a dibujarse es un escenario más amplio: uno en el que la memoria digital de una plataforma se desintegra por decreto. Cuando se decide cortar con el pasado de forma tan deliberada, también se eliminan fragmentos de identidad, de historia y de cultura digital que muchos asociaban con lo que fue —y ya no es— Twitter.
Quizá lo más inquietante no es que Musk quiera eliminar Twitter, sino que lo está haciendo de forma sistemática, quirúrgica, hasta en los detalles más técnicos. Cambiar un logotipo es fácil. Cambiar un dominio de autenticación no tanto. Pero cuando se acomete con este nivel de obsesión, queda claro que esto ya no es una transición: es un desmantelamiento. Y, como toda demolición controlada, puede que al final no quede ni una piedra sobre otra.
Aunque, bueno, siempre nos quedará seguir refiriéndonos a Twitter como Twitter.
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