Durante años, los chasis compactos arrastraron la fama de ser una concesión: menos espacio, menos ventilación, menos posibilidades. Pero eso ha cambiado, y marcas como Antec se encargan de demostrarlo con lanzamientos como el nuevo FLUX M, un modelo Micro-ATX que pone el foco donde más importa: en el rendimiento térmico. Con un diseño centrado en el flujo de aire multidireccional, seis ventiladores preinstalados y una distribución interior pensada al milímetro, este chasis aterriza como una propuesta seria para quienes buscan potencia en un formato reducido.
El FLUX M se basa en la arquitectura F-LUX de Antec, una filosofía de diseño que prioriza la circulación eficiente del aire desde múltiples direcciones. Para ello, el chasis cuenta con entradas de ventilación generosas en el frontal, la base y el lateral derecho, complementadas con una gran rejilla superior y un sistema de escape posterior. En total, incluye seis ventiladores PWM de alto rendimiento: tres frontales de 120 mm con iluminación ARGB, y tres ventiladores reversos de 120 mm destinados a impulsar aire directamente hacia la GPU desde la parte inferior.
Este enfoque vertical no es casual. El chasis incluye un gran panel mallado en su base que, junto con un espacio de 20 mm entre los ventiladores inferiores y la tarjeta gráfica, permite una refrigeración focalizada sobre la zona más exigente del sistema: la GPU. La ventilación lateral y frontal completa el circuito horizontal, asegurando una circulación continua y sin zonas muertas. Además, el FLUX M admite configuraciones de refrigeración líquida ambiciosas para su formato, con soporte para un radiador superior de hasta 360 mm y otro posterior de 120 mm.
En cuanto a compatibilidad de hardware, el chasis permite instalar placas base Micro-ATX o ITX, tarjetas gráficas de hasta 405 mm de longitud, y disipadores de CPU de hasta 175 mm de altura. Viene con un soporte integrado para GPUs de gran formato, lo que refuerza la estabilidad del sistema a largo plazo. El diseño interior se completa con una cámara frontal para la fuente de alimentación, que libera espacio central y mejora el flujo de aire interno, acompañada de un cable alargador de 13A para fuentes de alto consumo.
El montaje ha sido otro de los aspectos cuidados en este modelo. El panel lateral incluye un sistema sin herramientas para facilitar el acceso rápido, mientras que la gestión del cableado se beneficia de una sorprendente amplitud para tratarse de un formato compacto: 59 mm en la parte frontal y 49 mm en la trasera, con múltiples canales y anclajes para ordenar los cables con eficiencia. La refrigeración se apoya además en filtros de polvo tanto en la base como en la parte superior, que se pueden desmontar para su limpieza.
El panel de conectividad está a la altura de los estándares actuales. Incluye un puerto USB 3.0, otro USB Type-C 3.2 Gen 2, jack combinado de audio, y protecciones antipolvo para los conectores. La estructura está construida en acero y plástico, y el lateral de cristal templado permite lucir la configuración interior con una presentación clara y ordenada. A nivel de almacenamiento, el FLUX M ofrece dos bahías combinadas para discos de 3,5 y 2,5 pulgadas, así como cinco ranuras de expansión.
En mi opinión, Antec ha conseguido un equilibrio difícil: ofrecer un chasis de formato compacto sin renunciar a un sistema de refrigeración que incluso modelos ATX envidiarían. El FLUX M no solo admite hardware de alta gama, sino que lo acompaña con un sistema de ventilación adaptado a las exigencias térmicas modernas. En tiempos donde el espacio escasea y las temperaturas suben, propuestas como esta recuerdan que compacto ya no significa limitado.
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