Hubo un tiempo en que los teléfonos se hicieron más pequeños, y luego más delgados. Luego llegó el turno de los bordes, de las cámaras, de las pantallas curvas. Y cuando ya parecía que no quedaba nada más por doblar, algunos fabricantes decidieron que quizá la forma más avanzada de un smartphone era la de uno que pudiera plegarse. Apple, como tantas otras veces, observó desde la distancia. Pero el iPhone plegable, ese unicornio que parecía reservado a los laboratorios, parece ahora más real que nunca.
Según información publicada por el medio taiwanés Economic Daily News, Apple habría superado uno de los grandes retos técnicos que arrastran los dispositivos plegables: el pliegue visible en el centro del panel flexible. Las fuentes, cercanas a la cadena de suministro asiática, aseguran que la compañía ha conseguido un diseño libre de ese defecto visual, y que está lista para iniciar la fase de validación de ingeniería —conocida como Engineering Validation Test (EVT)— entre finales de noviembre y principios de diciembre. Este paso es crucial dentro del proceso de desarrollo de hardware en Cupertino, ya que supone pasar del prototipo al modelo funcional evaluado bajo estándares de producción.
Lo más relevante, sin embargo, es que Foxconn ya estaría trabajando con una línea de ensamblaje dedicada para este nuevo dispositivo. Esta decisión implicaría que el proyecto ha abandonado la etapa meramente experimental. Varios proveedores taiwaneses estarían implicados en la producción de componentes clave, entre ellos Largan Precision, especializada en ópticas; Shin Zu Shing, fabricante de piezas metálicas de precisión; y Chi Hong, que participa en componentes estructurales. El ecosistema industrial alrededor del iPhone plegable, por tanto, empieza a tomar forma.
Uno de los elementos diferenciales en los que Apple parece haber logrado un avance sustancial es la bisagra. El diseño libre de pliegue se habría conseguido gracias al uso de una bisagra metálica de alta resistencia, fabricada con una aleación líquida que permite una mayor elasticidad estructural sin deformaciones visibles en el panel. Este tipo de ingeniería, que busca al mismo tiempo resistencia, ligereza y suavidad mecánica, no es ajena a los plegables actuales, pero la implementación de Apple podría marcar la diferencia en cuanto a durabilidad y acabado. No sería la primera vez que Apple entra tarde en una tecnología, pero lo hace redefiniendo sus estándares.
Sobre el diseño en sí, los rumores hablan de dos conceptos diferentes que han sido explorados durante años: uno con formato tipo libro, similar al Galaxy Z Fold, y otro más compacto, con formato concha, como el Galaxy Z Flip. No hay confirmación sobre cuál ha sido el elegido, pero las filtraciones apuntan a que solo uno ha continuado en la fase de desarrollo más avanzada. Si Apple sigue su lógica habitual, cabe esperar un diseño que priorice la experiencia de uso en una pantalla única, sin interrupciones y con una interfaz adaptada a nuevas proporciones.
Respecto al calendario, todo indica que 2026 será el año clave. La entrada en fase EVT a finales de 2025 descarta un anuncio inmediato, pero abre la puerta a una presentación oficial en la WWDC 2026, la conferencia anual para desarrolladores que Apple celebra en junio. Sería una jugada lógica: permitir a los desarrolladores adaptar sus aplicaciones antes del lanzamiento previsto para septiembre, en paralelo a la serie iPhone 18. Una estrategia que encajaría tanto con los ciclos internos de la compañía como con la magnitud del cambio que representa introducir un nuevo formato de dispositivo en su ecosistema.
La espera ha sido larga, y en este sector no siempre es fácil distinguir la prudencia de la lentitud. Pero Apple nunca ha mostrado prisa por ser la primera, sino por ser la que replanta las reglas del juego. Si el iPhone plegable realmente se materializa como parece, no será una respuesta al mercado, sino una redefinición del mismo. Y quizá, después de tantos años de rumores, esta vez no estemos ante una ilusión óptica.
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