ChatGPT ha anunciado que estrena una función que cambia la forma en la que los usuarios interactúan con el asistente: la ramificación de conversaciones, conocida como Branch in new chat. Con ella, cada diálogo deja de ser una única línea recta para convertirse en un árbol de posibilidades, en el que es posible explorar distintas variantes de un mismo tema sin perder la referencia del punto de partida. Un pequeño ajuste de interfaz que, sin embargo, abre la puerta a una nueva forma de trabajar con la inteligencia artificial.
El mecanismo es sencillo pero potente. Al desplegar el menú “Más acciones”, que se muestra tras cada respuesta del chatbot, en el mismo se muestra la entrada «Rama en un chat nuevo.» y, con un click, se abre una nueva pestaña del navegador en la que se crea un nuevo hilo que conserva el contexto original hasta ese punto, pero se desarrollará de manera independiente. Esto significa que se puede volver atrás en cualquier conversación y plantear diferentes rutas sin tener que borrar, sobreescribir o perder lo ya desarrollado.
La diferencia respecto al modelo tradicional es clara: hasta ahora, las conversaciones con ChatGPT eran lineales, y cualquier corrección implicaba retroceder, reformular y avanzar en una sola dirección. Con la ramificación, es posible generar múltiples enfoques de un mismo tema en paralelo, ya se trate de un plan de trabajo, un borrador literario o una estrategia de negocio. Cada rama evoluciona de manera autónoma, lo que facilita comparar ideas sin riesgo de confusión.
La inspiración recuerda al control de versiones usado en desarrollo de software, como Git, donde se crean ramas para experimentar con nuevas características sin comprometer el proyecto principal. Aquí ocurre algo parecido: un mismo diálogo puede dar lugar a distintas alternativas, y todas ellas permanecen vinculadas al tronco común que les da origen.
Arriba, la entrada «Rama en un chat nuevo». Abajo, anotación de que estamos en una ramificación de la conversación original.
Las aplicaciones prácticas son variadas. Para un redactor, puede significar explorar varios estilos narrativos de un mismo texto. Para un consultor, analizar enfoques distintos de una propuesta sin mezclar sus argumentos. Y para equipos de producto, trabajar en paralelo en varias líneas estratégicas con la tranquilidad de conservar siempre el hilo original. La ramificación convierte a ChatGPT en una herramienta más flexible, especialmente en entornos donde la creatividad o la planificación requieren comparar opciones.
La función también aporta un beneficio menos evidente pero igualmente valioso: una mejor organización de ideas complejas. En lugar de sobrecargar una sola conversación con idas y venidas, los usuarios pueden estructurar su trabajo en ramas claras, que facilitan la revisión posterior y evitan la sensación de caos en diálogos demasiado largos. En este sentido, la ramificación no solo mejora la creatividad, sino también la claridad.
Lo que me resulta más interesante es cómo una herramienta concebida inicialmente como chat empieza a parecerse cada vez más a un lienzo interactivo. La ramificación convierte a ChatGPT en algo más que un interlocutor: lo acerca a la idea de un asistente capaz de sostener varias hipótesis en paralelo, de la misma forma que nosotros barajamos distintas opciones en nuestra cabeza. Y me pregunto si no estaremos ante el primer paso hacia un futuro en el que la conversación con la IA sea, literalmente, multivariante.
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