La memoria virtual puede ser un punto de apoyo en un momento donde actualizar equipos para incrementar la capacidad de la memoria RAM física se está imponiendo imposible por el disparatado aumento de su precio. En este práctico te contaremos las ventajas de esta función, sus carencias y la manera de gestionarla.
Ya sabes que la insaciable IA sigue acaparando recursos como si no hubiera un mañana… Los centros de datos para IA, en construcción o proyectados, tienen un tamaño colosal con presupuestos de centenares de miles de millones de dólares. Los grandes hiperescaladores están realizando pedidos de componentes en número nunca vistos. Y pagan lo que haga falta. Simplemente, la electrónica de consumo no puede competir en esa guerra de dominio de la IA.
La situación afecta especialmente a las memorias informáticas. Y ello quiere decir que afecta a casi cualquier tipo de dispositivo electrónico. Aunque las memorias de los servidores son distintas a las del mercado de consumo, los grandes proveedores están trasladando su producción a ellas por su gran rentabilidad y el resultado es el que conoces: falta de suministro y alarmante subida de precios, especialmente de los módulos de RAM.
Entendiendo el funcionamiento de la memoria virtual
Un PC estándar cuenta con dos tipos de memoria física. La que proporciona los discos duros o SSD utilizadas para almacenamiento masivo de datos y la memoria RAM, mucho más rápida pero de menos capacidad y volátil (los datos se borran cuando se apaga el PC), que funciona como un área de trabajo para el sistema, aplicaciones y archivos que tengamos abiertos.
La memoria virtual (conocida en Windows como ‘archivo de paginación’ o ‘archivo de intercambio’) se coloca en medio de las memorias físicas y, básicamente, proporciona una expansión temporal de la memoria RAM utilizando una parte de la capacidad del disco duro o unidad de estado sólido.
Dicho lo anterior puede entenderse que este tipo de memoria está especialmente indicada en equipos con poca RAM o para tareas que la agote rápidamente, ya que cuando ello sucede, una parte de los datos se trasladan al archivo de intercambio creado por la memoria virtual.
Hay que insistir en que la memoria virtual es más lenta que la memoria física RAM, funciona de apoyo, pero no puede reemplazarla para lo básico. La memoria RAM es un componente fundamental de cualquier ordenador personal y sus características de velocidad, latencia y capacidad marcan el nivel del equipo, por lo que hay que contar con un mínimo para funcionar, según el tipo de tarea.
Sin embargo, en un escenario de precios disparados, si usas equipos con poca RAM para la media actual (8 GB o inferiores) y no te llega el presupuesto para comprar RAM física, la memoria virtual puede ser de utilidad para capear el temporal.
Cómo se gestiona la memoria virtual en Windows
Técnicamente, en sistemas Windows, la memoria virtual emplea un archivo de paginación en la unidad de almacenamiento llamado pagefile.sys, que se encuentra ubicado de manera oculta en la raíz del sistema. Hay que decir que esta característica también existe en otros sistemas operativos como Linux y su funcionamiento y objetivo es conceptualmente el mismo, mediante una partición de intercambio, comúnmente llamada swap, que se encarga de dar apoyo a la RAM cuando esta empieza a agotarse, aunque también es posible que sea usada como caché de datos.
El uso de la memoria virtual está automatizado y comienza, como decíamos, cuando agotamos la cantidad de memoria RAM física disponible. Sin embargo, el usuario puede personalizarlo y para el caso que nos ocupa incrementar la cantidad de memoria virtual que utiliza su PC, como veremos a continuación.
Centrándonos en Windows, la gestión de esta característica se mantiene en el Panel de control del sistema y funciona de la misma manera en Windows 10 o Windows 11. El objetivo es incrementar la memoria virtual hasta una cota que nos permita usarla cuando la RAM se agote, pero sin pasarnos para no reducir en exceso el rendimiento. Puedes acceder de la siguiente manera:
Pulsa con el botón derecho del ratón sobre el botón de inicio.
Pincha sobre Sistema y ahí en Opciones de configuración relacionadas > Configuración avanzada del sistema.
Pulsa sobre el botón Configuración de la pantalla Rendimiento.
Ve a Opciones avanzadas y ahí verás la Memoria virtual.
En el botón Cambiar podrás establecer el tamaño del archivo de paginación en cada una de las unidades/particiones de almacenamiento o si prefieres que el sistema operativo lo gestione por sí mismo.
Para el caso de uso que nos ocupa, en equipos con poca RAM, la idea sería incrementar la memoria virtual en cantidades hasta el triple de la cantidad de RAM que tengas instalada.
Hay que decir que, para casos más extremos de falta de RAM y de almacenamiento, incluso se puede usar la técnica de memoria virtual desde un pendrive o unidad externa USB. Se realiza con la herramienta ReadyBoost que se estrenara en Windows Vista y lo que hace es almacenar datos en esas unidades.
Insistimos en que esta característica no es la panacea, no puede reemplazar a la memoria física y solo puede usarse de apoyo. Hay que entender que se trata de un «parche» inteligente y automatizado para que un PC pueda seguir funcionando cuando se agote la RAM. De hecho, el uso de estas funciones ‘virtuales’ había quedado prácticamente aparcada por el aumento de la capacidad media de la RAM instalada y las grandes prestaciones de las SSD frente a los discos duros. Pero en este escenario de precios, terrible para el segmento cliente, cualquier ayuda será bienvenida.
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