Una startup de biotecnología está «cultivando» tumores en el espacio para mejorar los tratamientos contra el cáncer. Como parte del programa de Aplicaciones de Producción Espacial de la NASA, este laboratorio situado en la Estación Espacial Internacional ofrece unas posibilidades diferentes a las de la Tierra y forma parte de la atención médica del futuro.
La investigación aprovecha el entorno de microgravedad a 400 kilómetros sobre la Tierra para estudiar cómo crecen los tumores de pacientes reales y cómo responden a los fármacos contra el cáncer. Si la detección precoz es clave en cánceres y en algunos de ellos son los que separan la vida de la muerte, no lo es menos los tratamientos avanzados para combatirlos.
Tumores en el espacio, un nuevo mundo de investigación
El proyecto de Encapsulate, una empresa de biotecnología fundada por investigadores del cáncer, espera obtener tratamientos más precisos y personalizados. La tecnología utilizada permite cultivar tumores en el espacio, con muestras de células vivas obtenidas de biopsias de pacientes, que se conviertan en pequeños tumores tridimensionales. A diferencia de los cultivos celulares convencionales, estos microtumores imitan con mayor precisión la complejidad del cáncer humano, especialmente en las condiciones únicas del espacio.
La idea es aprovechar la microgravedad, el estado de casi ingravidez que se experimenta en órbita, que cambia la forma en que las células interactúan y se organizan. En la Tierra, la gravedad empuja las células hacia abajo, lo que a menudo limita su ensamblaje en una placa de Petri. Sin embargo, en el espacio, los tumores pueden desarrollarse de maneras que, según los científicos, podrían reflejar mejor su comportamiento en el cuerpo humano.
El equipo de Encapsulate utiliza el entorno de microgravedad estable de la Estación Espacial Internacional como laboratorio en órbita. Este tipo de instalación ocupa muy poco espacio, es autosuficiente, está completamente automatizado y requiere una atención mínima de los astronautas, ya que básicamente se trata de conectar un dispositivo preprogramado. Los investigadores en tierra monitorizan el crecimiento de los tumores en miniatura y la respuesta a los fármacos, recopilando datos que podrían cambiar la forma en que los oncólogos clínicos abordan las opciones de tratamiento actuales.
En el estudio clínico actualmente en curso, participan grandes centros de investigación contra el cáncer e instituciones médicas que realizarán la validación clínica en su caso. La investigación utiliza los chips de Encapsulate para analizar tejido tumoral de hasta 200 pacientes con cáncer colorrectal y de páncreas. Se espera que, al observar las reacciones de los tumores a la quimioterapia en órbita, el estudio pueda identificar qué fármacos son más eficaces para cada paciente. Al analizar tumores derivados de pacientes en un modelo tridimensional realista antes de administrarles cualquier medicamento, los médicos podrían evitar tratamientos ineficaces y avanzar más rápidamente hacia opciones adaptadas a cada caso.
Los primeros resultados han sido prometedores, según los investigadores participantes. Los experimentos han revelado que los tumores pueden comportarse de forma diferente en el espacio que en la Tierra, respondiendo en ocasiones a tratamientos con reacciones no observadas en laboratorios terrestres. Estas diferencias apuntan a posibles nuevos marcadores para predecir cómo los cánceres podrían propagarse o resistir ciertos fármacos. Más allá de la respuesta a los fármacos, la microgravedad expuso también patrones tempranos de movimiento de células tumorales vinculados a la metástasis. Muy interesante para combatir la que es la primera causa de muerte en el mundo desarrollado.
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