Con la digitalización como eje estratégico, la identidad móvil se ha convertido en uno de los frentes más ambiciosos para las administraciones públicas y, en nuestro país, hoy asistimos a un paso importante con el lanzamiento oficial del DNI digital, que permitirá a los ciudadanos llevar en su móvil una versión electrónica de su documento de identidad, con plena validez legal para acreditaciones presenciales. Se trata de un desarrollo del Ministerio del Interior y la Policía Nacional, enmarcado en el Plan de Identidad Digital (DNI 3.0), y financiado en parte con fondos europeos.
El nuevo sistema se articula en torno a una aplicación oficial, MiDNI, ya disponible en las tiendas de apps oficiales de Android e iOS. Esta app genera un código QR firmado y sellado digitalmente por la Policía Nacional, que permite acreditar en tiempo real la identidad del titular. El QR tiene una validez limitada y no deja rastro ni en el dispositivo que presenta la identificación ni en el que la verifica, lo que refuerza la privacidad y la seguridad del proceso. De hecho, MiDNI actúa como un canal de consulta a la base de datos oficial del DNI, sin almacenar información personal en el terminal.
Ahora bien, el alcance de esta primera fase es limitado. El DNI digital solo servirá, de momento, para acreditaciones presenciales, como acceder a edificios públicos o privados, firmar ante notario, recoger paquetes, alquilar vehículos o registrarse en hoteles. No será válido para trámites online, paso de fronteras, autenticación en otros países ni firma electrónica. La segunda fase del proyecto, prevista para 2026, sí contempla estos usos más avanzados, alineando MiDNI con iniciativas como la identidad digital europea o el eIDAS 2.0.
El proceso para obtener el DNI digital consta de tres pasos: registro (en comisarías, ayuntamientos o vía web), descarga de la app MiDNI y verificación de identidad mediante códigos de un solo uso. El sistema requiere que el DNI esté en vigor y tenga certificados electrónicos activos, y solo permite vincular un DNI a un único número de teléfono móvil. Esta vinculación garantiza que solo el titular puede activar y gestionar su identidad digital.
Uno de los aspectos más interesantes del sistema es su enfoque de privacidad granular. MiDNI ofrece tres niveles de información al generar el QR: DNI EDAD, que solo muestra nombre, foto y mayoría de edad; DNI SIMPLE, que añade apellidos, sexo y validez; y DNI COMPLETO, que refleja todos los datos del documento físico. De este modo, el ciudadano puede mostrar únicamente la información estrictamente necesaria según el contexto, lo que supone un avance en protección de datos y minimización de exposición.
Con este paso, España se sitúa entre los países europeos que apuestan por una identidad digital segura, descentralizada y móvil. El caso de MiDNI recuerda, en parte, a MiDGT, la app de la Dirección General de Tráfico para llevar el carné de conducir en el móvil, aunque el alcance de esta nueva solución es potencialmente mucho mayor. Aun así, queda camino por recorrer: la aceptación del DNI digital no será obligatoria durante los próximos 12 meses, y su uso en entornos digitales dependerá de la evolución técnica y normativa de la segunda fase.
Personalmente, celebro el lanzamiento de MiDNI como un paso en la dirección correcta. Pero también soy consciente de que el verdadero impacto de esta iniciativa dependerá de su implementación futura. Hoy por hoy, no sustituye al DNI físico, ni al sistema de certificados electrónicos. Es, más bien, una base sobre la que construir una nueva forma de identificarse en el mundo digital. El reto, como casi siempre, será convertir la promesa en hábito. Y para eso, la tecnología sola no basta: hace falta confianza.
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