iPhone 18 es todavía un nombre lejano para el gran público, pero en Apple el futuro nunca espera a la keynote. Mientras nosotros seguimos mirando al presente, la compañía lleva meses —a veces años— ajustando engranajes en fábricas y cadenas de suministro. Es ahí, lejos del escenario y de los focos, donde suelen aparecer las primeras pistas de los cambios importantes. Y todo apunta a que la próxima generación del iPhone ya ha protagonizado unos cuantos avances en esa senda.
Según la información que circula desde la cadena de suministro, Apple planea las pruebas en las líneas de producción del iPhone 18 poco después del Año Nuevo. Se trata de una fase temprana, habitual en el ciclo industrial de la compañía, en la que se validan procesos, se ajustan tolerancias y se comprueba que todo encaja antes de pasar a etapas más avanzadas. No estamos hablando de producción en masa, pero sí de una señal clara de que el proyecto ha entrado en una fase mucho más tangible.
Uno de los datos más llamativos es el calendario que se maneja internamente. Las filtraciones apuntan a que la producción en masa del iPhone 18 podría comenzar incluso antes del Año Nuevo Lunar, que en 2026 cae el 17 de febrero. Este adelanto no implica, en ningún caso, un lanzamiento anticipado ni un cambio en el calendario público de Apple, que sigue girando en torno a su tradicional evento de septiembre. Lo que sugiere es una optimización del tiempo y de la logística, adelantando trabajo para evitar cuellos de botella más adelante.
Este movimiento se explicaría, en parte, porque se espera que los cambios externos respecto al iPhone 17 no sean especialmente profundos, aunque eso cambiaría si se confirman ciertos ajustes estéticos la llegada de Face ID bajo la pantalla, la idea general es que Apple no estaría afrontando una ruptura de diseño que complique el arranque industrial. Eso facilita que las líneas entren en pruebas antes de lo habitual y que el calendario se comprima sin asumir riesgos excesivos.
Pero hay otro elemento que da contexto a esta prisa relativa. Los rumores apuntan a que Apple estaría replanteando la estructura de su gama de iPhone para 2026. En lugar de lanzar cuatro modelos “flagship” de forma simultánea, la compañía podría reducir ese número a tres en otoño. El modelo base quedaría fuera de esa primera oleada y podría llegar más adelante, incluso a principios de 2027, acompañado de un posible cambio de nombre que lo desvincularía de la numeración tradicional.
En ese escenario, la gama alta estaría formada por el iPhone 18 Pro, el iPhone 18 Pro Max y un nuevo actor que lleva tiempo sonando: el iPhone plegable. La entrada del plegable como pieza central de la oferta premium encajaría con una estrategia más escalonada, donde el foco inicial se pone en los modelos de mayor margen y complejidad, dejando el grueso del volumen para más adelante.
También hay un trasfondo puramente económico. Parte de la explicación a este adelanto podría estar en los contratos de componentes, especialmente de memoria. Con acuerdos de DRAM próximos a expirar, Apple tendría incentivos para asegurar pedidos en grandes volúmenes y mejores precios antes de renegociar con proveedores como Apple, Samsung o SK hynix. Adelantar fases del proceso permite ganar margen de maniobra en ese terreno.
Al final, que las líneas de producción del iPhone 18 ya estén en pruebas no significa que el lanzamiento esté a la vuelta de la esquina, pero sí confirma algo que Apple lleva demostrando años: sus grandes movimientos se preparan con mucha antelación. Y, si los rumores se confirman, no solo estaremos ante un nuevo iPhone, sino ante una reorganización silenciosa de la gama que empezará a notarse mucho antes de que Tim Cook vuelva a subir al escenario en septiembre.
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