En el vasto escenario de Internet, donde cada clic dibuja rutas invisibles, la privacidad se ha ido escurriendo como arena entre los dedos. Perplexity, una de las compañías emergentes más relevantes en el terreno de la inteligencia artificial, y que ya nos ha sorprendido con la evolución de Claude, se ha sumado a la guerra de los navegadores con IA y, en este mercado, ha decidido dar un paso más en esta senda ya conocida: registrar todo lo que sus usuarios hacen en la web para alimentar un sistema de anuncios hiperpersonalizados.
Según informa TechCrunch, Perplexity ha anunciado que su navegador experimental no solo rastreará las búsquedas, sino absolutamente toda la actividad de navegación de sus usuarios. Aravind Srinivas, CEO de la compañía, explicó que este sistema permitirá ofrecer anuncios ajustados de manera extrema a los intereses y comportamientos individuales de cada usuario. No se limitarán a analizar las consultas realizadas en su motor de búsqueda, sino también cualquier página visitada, los patrones de navegación y hasta los hábitos de consumo de contenido.
En términos concretos, esta recolección abarcará elementos como historiales de navegación completos, interacciones en formularios, movimientos de ratón, tiempos de permanencia en cada sitio y posibles intereses inferidos a partir de actividades aparentemente triviales. La base de datos resultante permitiría construir perfiles de usuario increíblemente detallados, capaces de anticipar necesidades, preferencias y comportamientos futuros con un nivel de precisión que supera los métodos actuales de publicidad contextual.
Este planteamiento va mucho más allá de las prácticas habituales en la industria. Mientras gigantes como Google recopilan información a través de sus múltiples servicios y acuerdos de terceros, Perplexity propone un rastreo total desde su propio navegador, de manera explícita y centralizada. Srinivas ha defendido que esta estrategia permitirá un nivel de personalización publicitaria sin precedentes, aprovechando cada fragmento del historial de navegación para ajustar los anuncios en tiempo real. La recolección masiva de datos se posiciona así como el motor principal de su modelo de negocio para competir en un mercado dominado por tecnológicas ya muy asentadas en el mercado de la segmentación publicitaria.
El modelo de Perplexity, sin embargo, podría chocar frontalmente con normativas de protección de datos como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en Europa o la California Consumer Privacy Act (CCPA) en Estados Unidos. Ambos marcos legales exigen transparencia absoluta en la recolección y uso de información personal, así como el consentimiento explícito del usuario. A falta de detalles sobre los mecanismos de consentimiento que implementará Perplexity, surge una incertidumbre legítima sobre su viabilidad en ciertos mercados, y sobre los riesgos legales que podría afrontar si no ajusta sus prácticas.
En contraste, iniciativas como la del navegador Brave han apostado por modelos de monetización que respetan más la privacidad del usuario, limitando el seguimiento y procesando la personalización a nivel local en el dispositivo. Perplexity opta por el camino inverso: una centralización masiva de datos que abre la puerta a una personalización extrema, pero también a potenciales vulnerabilidades de seguridad, brechas de datos o usos secundarios no deseados por parte de terceros.
El anuncio de Perplexity reabre así un debate crucial: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a ceder nuestra intimidad a cambio de una experiencia online «mejorada»? En un momento donde el escrutinio sobre la privacidad digital es más intenso que nunca, esta decisión coloca a Perplexity en una posición arriesgada, pero también audaz. La compañía apuesta por convertir cada acción del usuario en un dato útil para su ecosistema publicitario, aunque a costa de mover todavía más lejos los límites de lo que consideramos aceptable en términos de privacidad personal.
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