Apple ha sabido labrarse, durante décadas, la imagen de ser una compañía excepcionalmente innovadora. Ahora bien, en muchos casos no lo ha hecho siendo la primera en presentar un determinado tipo de dispositivo, software o servicio. No, lo que ha hecho, y lo hemos recordado en muchas ocasiones, ha sido analizar lo que había en el mercado y reinventarlo según su propia fórmula. Y es evidente que esto ha funcionado muy bien, puesto que el resto de la industria ha respondido rápidamente, asumiendo lo propuesto por Apple como el nuevo estándar. Sin embargo, parece que en esta ocasión, no lo están consiguiendo.
El año pasado, durante la WWDC 2024, Apple presentó Apple Intelligence, su plataforma de inteligencia artificial integrada en iOS 18, iPadOS 18 y macOS Sequoia. Este sistema trajo consigo mejoras notables en el ecosistema de Apple, como herramientas avanzadas de escritura en Mail, Notas y Mensajes, generación automática de respuestas, resúmenes de texto y edición inteligente de imágenes. También supuso el mayor intento hasta la fecha por modernizar Siri, dotándolo de una mejor comprensión del contexto y la capacidad de interactuar de manera más flexible con las aplicaciones.
Sin embargo, pese a estos avances, Apple sigue un paso por detrás en la carrera de la IA. Mientras Google y Microsoft han llevado la inteligencia artificial generativa a asistentes altamente conversacionales y modelos capaces de realizar tareas complejas, Apple ha optado por un enfoque más conservador, limitando las capacidades de Apple Intelligence a ciertas funciones dentro de su ecosistema y, por ahora, solo en inglés y disponible en un número reducido de dispositivos.
El problema más evidente sigue siendo Siri. Aunque Apple ha intentado reforzar su papel dentro de Apple Intelligence, su evolución ha sido mucho más lenta que la de Alexa o el Asistente de Google. Mientras sus competidores han desarrollado asistentes conversacionales avanzados, Siri aún tiene dificultades para mantener interacciones naturales y depende en gran medida de comandos predefinidos. Su integración con la IA de Apple es un paso en la dirección correcta, pero queda lejos de lo que ya ofrecen sus rivales.
Parte de esta diferencia se debe a la estrategia de la compañía de priorizar la ejecución local de la IA en el dispositivo, en lugar de depender de la nube como hacen Google y Microsoft. Esta decisión refuerza la privacidad del usuario, pero también limita el acceso a modelos de IA más avanzados, lo que podría hacer que Apple Intelligence quede rezagado en términos de capacidades frente a sus competidores.
Con la WWDC 2025 a pocos meses de celebrarse, se espera que Apple anuncie nuevas mejoras para Apple Intelligence, ampliando su disponibilidad y expandiendo las funciones de Siri. Pero la gran pregunta es si estos cambios serán suficientes para cerrar la brecha con sus rivales o si, en esta ocasión, Apple llegará tarde a una revolución tecnológica que ya ha cambiado el mercado.
Los de Cupertino han construido su éxito en la capacidad de transformar tecnologías existentes en experiencias superiores, pero en la inteligencia artificial todavía no ha logrado marcar la diferencia. ¿Podrá hacerlo en los próximos años o seguirá un paso por detrás en la revolución de la IA?
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