Intel ha registrado una patente titulada «Software Defined Super Cores», en la que habla de un concepto muy interesante, los supernúcleos de un procesador. No se trata de un nuevo diseño CPU, sino de una nueva manera de utilizar los recursos disponibles en un procesador tradicional para crear supernúcleos.
Es muy fácil de entender. Piensa en un procesador actual de Intel, como el Core Ultra 9 285K. Este tiene 8 núcleos P y 16 núcleos E, y puede manejar un total de 24 hilos. Con la tecnología descrita en esta patente podríamos crear un supernúcleo combinando los dos mejores núcleos de este procesador.
A través de diversas optimizaciones a nivel de firmware y de software el sistema podría utilizar esos dos núcleos como si fueran un único supernúcleo. Esta tecnología plantea importantes ventajas, ya que se podría utilizar para mejorar el rendimiento monohilo de un procesador sin tener que diseñar núcleos más grandes, complejos y costosos de llevar a la oblea.
Esos dos procesadores estarían profundamente unidos, y compartirían recursos a nivel de memoria y de cachés para conseguir un funcionamiento totalmente sincronizado y armónico a la hora de intercambiar datos e información, algo fundamental a la hora de conseguir ese funcionamiento unificado para maximizar el rendimiento monohilo.
Con este enfoque también se podría mejorar el rendimiento por vatio, ya que no sería necesario crear núcleos más grandes y complejos funcionando a mayor frecuencia, que normalmente tendrán un consumo más elevado. La idea es muy interesante, y podría marcar un punto de inflexión, pero como habréis podido imaginar no es tan sencilla de poner en práctica.
La principal barrera que enfrenta Intel con esta patente está en la optimización y el soporte tanto a nivel de hardware como de software. Es necesario que a nivel de hardware exista la capacidad de crear ese supernúcleo identificando y uniendo los dos mejores núcleos del procesador, que son aquellos capaces de trabajar a la mayor frecuencia posible de forma estable.
También es fundamental que el sistema operativo sepa reconocer que tiene entre manos un supernúcleo, que pueda distribuir correctamente la carga de trabajo para aprovechar su potencial, y que las aplicaciones y los también puedan utilizar ese supernúcleo de forma óptima. Sin esa optimización a nivel de software esta tecnología no serviría para nada, y conseguirla requiere de mucho trabajo.
No sabemos si algún día llegaremos a ver una implementación práctica de esta tecnología en procesadores de consumo general, pero desde luego tiene mucho potencial, y demuestra que Intel también busca nuevas formas de avanzar que van más allá del diseño a nivel de silicio.
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