Hay cifras que no se alcanzan por casualidad. Se rozan con los dedos después de noches de pruebas, configuraciones imposibles y litros de nitrógeno líquido. Son logros que nacen del margen, del límite, de ese momento en que la estabilidad de un sistema pende de un hilo de silicio. El mundo del overclocking extremo no es un simple juego de números: es una disciplina de precisión, de diseño, de ambición técnica. Hoy, GIGABYTE ha escrito una nueva página en esa historia.
El overclocker Sergmann ha superado la barrera simbólica y técnica de los 13.000 MT/s en memoria DDR5, marcando un nuevo récord mundial con una velocidad exacta de 13 010 MT/s. El hito se ha logrado con módulos Corsair, un procesador Intel Core Ultra y, sobre todo, con la placa base GIGABYTE Z890 AORUS TACHYON ICE como centro de operaciones. Este resultado no solo representa una marca individual: sitúa a GIGABYTE en la cúspide del rendimiento en memoria, con el primer, segundo y tercer puesto en el ranking global de frecuencia DDR5.
El modelo TACHYON ICE no es una placa base convencional. Está diseñada desde cero para el overclocking extremo. Su diseño de alimentación totalmente digital garantiza una entrega de energía limpia, indispensable cuando se empujan los módulos de memoria más allá de sus especificaciones estándar. A esto se suman herramientas físicas integradas —interruptores, botones de acceso rápido, medidores de voltaje— que permiten a los overclockers controlar cada variable del sistema con precisión quirúrgica. Nada en esta plataforma está pensado para el uso generalista: cada componente ha sido optimizado para resistir condiciones que dejarían fuera de combate a la mayoría de configuraciones comerciales.
Pero este logro no es fruto del azar ni del esfuerzo individual. La Z890 AORUS TACHYON ICE ha sido el resultado de la colaboración directa entre HiCookie, uno de los overclockers más reconocidos del mundo y asesor técnico de GIGABYTE, y figuras de la élite como Sergmann. Este trabajo conjunto demuestra que la marca taiwanesa no se limita a fabricar hardware, sino que impulsa activamente su comunidad entusiasta, acompaña a sus usuarios más exigentes y traduce sus necesidades en soluciones técnicas reales.
Gracias a esta plataforma, GIGABYTE domina ahora las tres primeras posiciones del ranking mundial de frecuencia DDR5. No es solo un título: es la validación de una estrategia a largo plazo que combina I+D, experiencia competitiva y una relación directa con los líderes del overclocking global. En un sector donde cada MT/s cuenta, estar en cabeza significa haber hecho muchas cosas bien, desde el diseño del PCB hasta la disposición física de los conectores.
¿Qué implica todo esto para quienes no hacen overclocking extremo? Mucho más de lo que parece. Estas pruebas al límite son, en muchos sentidos, el banco de ensayo del hardware del mañana. La estabilidad que se requiere para batir un récord mundial es también la que permite que una placa base soporte años de uso intenso sin compromisos. Cuando una marca logra este tipo de hitos, lo que demuestra no es solo poder, sino control, precisión y visión técnica.
A veces, el verdadero arte del rendimiento no está en los benchmarks diarios, sino en romper barreras que parecían inalcanzables. Llevar una memoria más allá de los 13.000 MT/s no es solo una demostración técnica: es una declaración de principios. Habla de una industria que sigue explorando, que no se conforma, y de fabricantes como GIGABYTE que entienden que la innovación no siempre nace de la comodidad, sino del desafío. Mientras muchos productos compiten por cumplir, otros pocos, como la Z890 AORUS TACHYON ICE, se diseñan para superarse. En ese margen donde se desafían los límites, es donde el hardware deja de ser solo herramienta y se convierte en un campo de pruebas para lo que vendrá.
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