La inteligencia artificial ha pasado de ser una promesa futurista a una realidad cotidiana que transforma industrias enteras. En el caso de la música, su impacto es especialmente profundo. No hablamos solo de nuevos instrumentos o efectos de sonido, sino de algoritmos capaces de componer, interpretar e incluso imitar las voces y estilos de artistas reales, en algunos casos con resultados inquietantemente precisos.
Pero, ¿qué pasa cuando esa tecnología comienza a desafiar el sentido mismo de lo que significa ser un creador? Para muchos músicos, la inteligencia artificial no es solo una herramienta, sino también una amenaza a su identidad artística, una forma de diluir el valor de su trabajo en un mar de datos y modelos entrenados para replicar su esencia. Y es precisamente en este punto donde la tecnología y el arte parecen estar chocando con más fuerza.
El pasado 10 de mayo de 2025, más de 400 artistas británicos firmaron una carta abierta dirigida al primer ministro Keir Starmer. Entre los firmantes se encuentran nombres tan reconocidos como Elton John, Dua Lipa y Coldplay, así como una amplia representación de compositores, productores y músicos de diferentes géneros. En su mensaje, los artistas expresan su preocupación por el impacto que la inteligencia artificial podría tener sobre sus derechos de autor si no se implementan medidas de protección adecuadas.
La principal preocupación de los firmantes es que, si no se regula adecuadamente, la inteligencia artificial podría utilizar su trabajo sin permiso para entrenar modelos que imitan sus estilos y voces. Para muchos músicos, esta tecnología representa una amenaza existencial para su creatividad y su sustento. Permitir que las IA utilicen libremente obras protegidas por derechos de autor podría, según ellos, reducir el valor de sus creaciones a simples datos, erosionando las bases económicas de la industria musical y poniendo en riesgo el futuro de generaciones enteras de artistas.
En este contexto, los artistas han respaldado una propuesta para enmendar el Data (Use and Access) Bill, una legislación que actualmente se debate en el Parlamento británico. Esta enmienda obligaría a las empresas que desarrollan modelos de inteligencia artificial a revelar qué obras utilizan para entrenar sus algoritmos, asegurando así que los creadores tengan control sobre cómo se utiliza su trabajo en estos sistemas. La carta también exige que los artistas sean compensados adecuadamente cuando su música se utiliza de esta manera, algo que consideran esencial para mantener la sostenibilidad de la industria.
Los firmantes también advierten que permitir el uso no regulado de trabajos creativos podría tener un impacto significativo en la economía británica. Con miles de empleos que dependen directa o indirectamente de la industria musical, cualquier cambio que reduzca los ingresos de los creadores podría debilitar la posición del Reino Unido como potencia creativa a nivel global. Los artistas insisten en que proteger los derechos de autor es fundamental no solo para su supervivencia, sino también para mantener la diversidad y la innovación cultural que caracteriza a la música británica.
En su carta, los artistas hacen un llamamiento claro a los legisladores para que actúen rápidamente. Argumentan que el avance de la inteligencia artificial está ocurriendo a un ritmo que supera con creces el desarrollo de las leyes que deberían regularla, creando un vacío legal que pone en peligro tanto su trabajo como la integridad de toda la industria musical. Por eso, exigen que el gobierno británico tome medidas concretas para evitar que sus creaciones sean utilizadas sin su consentimiento y sin compensación justa.
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