Llevamos meses siguiendo las pistas. Y aunque Sony no ha confirmado nada oficialmente, los rumores en torno a una futura PlayStation portátil no dejan de ganar peso y detalle. La última información, procedente de una fuente ya habitual en este tipo de filtraciones, perfila un hardware más ambicioso de lo esperado: con reescalado por inteligencia artificial, caché mejorada y una arquitectura gráfica compartida con la futura PlayStation 6.
La filtración llega desde NeoGAF, donde el usuario KeplerL2, conocido por sus aportes técnicos fiables en torno a hardware AMD, ha compartido nuevos detalles sobre el APU que impulsaría esta supuesta consola. Según sus palabras, estaríamos ante un chip único en su clase dentro del catálogo de AMD: sería el primero en incorporar reescalado por IA para videojuegos, un rasgo que hasta ahora solo se ha confirmado en sobremesa a través del sistema PlayStation Spectral Super Resolution (PSSR) previsto para PS5 Pro.
Este sistema de AI upscaling no solo optimizaría la calidad de imagen en pantallas de menor resolución, sino que permitiría ejecutar juegos a resoluciones más bajas y luego reconstruir la imagen final, aliviando la carga sobre la GPU sin comprometer demasiado el resultado visual. Una técnica ideal para una consola con recursos más limitados que su equivalente doméstico.
En cuanto a la memoria, el sistema contaría con 16 GB de RAM LPDDR5X, una elección pragmática teniendo en cuenta que LPDDR6 aún no está disponible comercialmente. Sin embargo, se menciona que el ancho de banda sería aproximadamente un tercio del que ofrece una PlayStation 5 estándar. Para compensarlo, la APU integraría 4 MB de caché L2 y 16 MB de MALL cache, una tecnología ausente en la actual generación de consolas y que ayudaría a mantener la eficiencia interna del sistema mediante una mejor compresión y reutilización de datos.
Otro detalle llamativo es la arquitectura gráfica sobre la que se construiría este nuevo hardware. Según la misma fuente, tanto la PlayStation portátil como la próxima PS6 compartirían una base común: un fork de la arquitectura gfx13, también conocida como RDNA5 (o UDNA en versiones internas). Este paralelismo no solo facilitaría el desarrollo cruzado de títulos, sino que permitiría que ambas máquinas se beneficien de avances compartidos en el pipeline gráfico de nueva generación.
Uno de los elementos más curiosos que refuerza la teoría de esta consola es la introducción reciente de un “modo de bajo consumo” en las actualizaciones de firmware de PS5 y PS5 Pro. Según algunas voces de la industria, este perfil podría haber sido diseñado como prueba para un entorno portátil con limitaciones térmicas y energéticas más estrictas. Si es así, estaríamos ante una pista inadvertida de lo que se está gestando entre bambalinas.
De confirmarse estas especificaciones, Sony estaría planeando una consola portátil no solo capaz de ejecutar juegos de PS5 a resoluciones adaptadas con reescalado por IA, sino también de ofrecer experiencias propias optimizadas para este formato. Y lo haría con una arquitectura moderna, un sistema de memoria inteligente y el músculo necesario para no depender del streaming o el juego remoto como única opción.
Como siempre, conviene mantener la cautela. Sony no ha confirmado nada, y por ahora todo pertenece al terreno de la especulación. Pero cuando las piezas empiezan a encajar —IA, arquitectura compartida con PS6, nuevo perfil energético en PS5— el rumor deja de ser una ocurrencia para convertirse en una posibilidad técnica real. Si esa PlayStation portátil está en marcha, su presentación podría suponer uno de los mayores cambios en la estrategia de hardware de Sony en años.
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