ChatGPT ha vuelto a aparecer en los titulares, y esta vez no por lo que dice, sino por lo que deja ver. Durante las últimas horas, varios usuarios han descubierto que las conversaciones compartidas a través de la función para tal fin estaban siendo indexadas por buscadores como Google o Bing. En otras palabras: si alguien compartió un enlace a un chat especialmente útil o curioso, existe la posibilidad de que ese mismo enlace apareciera públicamente al buscar ciertas palabras clave. ¿Debemos preocuparnos? No tanto. Pero sí conviene sentarse a reflexionar un momento.
Para empezar, no estamos ante una filtración masiva ni un fallo de seguridad que exponga todos nuestros intercambios con ChatGPT. Lo que ocurrió —y que OpenAI ya ha confirmado y desactivado— afecta exclusivamente a aquellos chats que los propios usuarios decidieron compartir mediante la opción “Share”, dentro de la interfaz de la plataforma. Estos enlaces llevan el distintivo “chat.openai.com/share” y permiten difundir una conversación con cualquiera que tenga el vínculo. Nada nuevo hasta aquí… salvo por un pequeño gran detalle.
El proceso de compartir un chat en ChatGPT requiere al menos dos acciones: pulsar el botón correspondiente y luego generar explícitamente el enlace público. En ese momento, la plataforma permite —opcionalmente— marcar si ese enlace puede ser indexado por motores de búsqueda. Sin embargo, lo que no parece haber estado suficientemente claro es que esa visibilidad no quedaría restringida solo al propio enlace, sino que cualquier buscador podría incluirlo en sus resultados. Y ahí es donde empieza el problema.
OpenAI, tras la publicación de la información original por parte de TechCrunch, ha retirado de inmediato la posibilidad de que estos enlaces públicos sigan siendo accesibles desde buscadores. La compañía ha reconocido que se trataba de un experimento limitado y breve, que abría la puerta a malentendidos y que “introdujo demasiadas oportunidades para que los usuarios compartieran cosas que en realidad no querían hacer públicas”. Por tanto, no es necesario que hagas nada si compartiste algún chat en el pasado: los enlaces ya no son visibles ni rastreables desde fuera.
Lo ocurrido, sin embargo, nos recuerda una vez más que el límite entre lo público y lo privado en internet es mucho más borroso de lo que creemos. En muchas plataformas, compartir contenido con un simple “enlace público” es una opción habitual… y potencialmente peligrosa. Google Drive, por ejemplo, también indexa algunos de estos documentos si son enlazados desde webs públicas. ¿Cuántos informes, currículums o presentaciones personales han acabado sin querer en las manos equivocadas?
También conviene señalar que la responsabilidad aquí no es exclusivamente de los usuarios. Aunque OpenAI ofrecía el control sobre la visibilidad del enlace, es discutible que lo hiciera de forma suficientemente clara o transparente. ¿Cuántos usuarios entendieron que marcar la opción de descubribilidad podía suponer que su conversación apareciera al buscar su propio nombre en Google? Un matiz como ese debería estar destacado, no escondido tras opciones avanzadas.
Así que no, tus conversaciones con ChatGPT no son públicas por defecto. Pero esta pequeña anécdota nos recuerda que, cuando interactuamos con sistemas cada vez más integrados en nuestra vida diaria, conviene asumir que todo lo que se puede compartir… acabará siendo compartido. Con o sin nuestra intención. Tal vez, la verdadera lección de todo esto sea que la inteligencia artificial no tiene que aprender tanto de nosotros como nosotros de ella: al menos en lo que se refiere a los criterios de cautela, que tan presentes deben estar siempre en nuestra vida digital.
La entrada ¿Qué está pasando con ChatGPT y Google? ¿Son públicas tus conversaciones? se publicó primero en MuyComputer.