I’m running at a different speed Coldplay (Speed of Sound, 2005)
La reja se resiste. No quiere subir. Margarita apoya el bolso en el suelo para usar las dos manos y poder abrir su mercería. Cada vez le cuesta más y le duele más la espalda. El chico de la frutería se acerca para ayudarla. No sabe de dónde es pero tiene un acento curioso «listo no más mi doña» le dice con una sonrisa. Margarita sonríe, pero espera a que se vaya para abrir la puerta. Nunca se sabe, piensa. Enseguida se arrepiente y sale a la calle dispuesta a invitarle a un café. Pero el chico ya se ha metido en la frutería y está colocando las cosas. «Mejor no interrumpirle al chaval, que está ocupado» murmura Margarita entre dientes una vez se ha enfriado el impulso generoso. Con un suspiro entra de nuevo en la mercería y coloca el bolso cuidadosamente debajo del mostrador. Luego se ajusta las gafas mientras revisa las notas que ha dejado ella misma con tareas para hoy. Debería llegar el de las fajas, pero ya lleva diez días de retraso. En cuanto lleguen tiene que llamar a la Julia, aunque todos los días se pasa para ver si ya han llegado las fajas negras de su talla. Y no hay anotado nada más, así que Margarita barre un poco, pasa el paño y luego se sienta en el taburete con el punto. Sus hijos han querido comprarle una silla pero ella no quiere, está bien así. ¿Y tu espalda? Bien, aquí, sujetando el resto del cuerpo cariño. Y se acaba la discusión porque lo cierto es que no insisten demasiado. Todos menos Antonio, que siempre le dice que las cuentas de la mercería no salen, que es una ruina. Margarita le sonríe y le dice que nunca la abrió para ganar dinero sino para no morirse de pena desde que falleciera su Antonio, el padre. Debajo del cristal del mostrador tiene la foto de la boda y de vez en cuando frota el cristal con cariño reprimiendo las lágrimas. Qué guapos estábabamos, piensa recordando la felicidad de ese día, aunque omite de la memoria el escándalo del primo de Antonio que llegó borracho ya a la iglesa y la bronca que le echó su madre por el vestido delante de sus tías o a su suegro echando cabezadas durante la homilía del cura o la pena que le dio que no pudieran marcharse de casa y tuvieran que quedarse en la de sus padres hasta que Antonio marchó a Alemania para buscar un futuro para los dos.
La campanilla de la puerta interrumpe la ensoñación de Margarita y el tejido del jersey para su nieta. Ella sonríe sin poder enfocar aún el rostro de la Vicenta que ha cruzado la puerta, pero ha reconocido sus buenos días. «A ver si empieza a hacer frío ya» dice Vicenta a lo que Margarita contesta «quita, quita, que me cala en los huesos» haciendo el gesto de abrigarse con la rebeca. Tras una breve conversación comentando lo mal que está todo y lo bien que lucen los nietos Vicenta finalmente solicita ver ropa interior «de la buena» porque tiene una boda en junio. Margarita rebusca en las estanterías, encuentra y abre el paquetesobre el mostrador. Vicenta extiende, examina, frota la tela entre sus dedos… No parece nada convencida. Que si estas las fabrican en china, que este algodón no es de aquí, que como el algodón de Jaén no había nada… Finalmente tras un buen rato de examen Vicenta no compra nada, mira su reloj y levanta las cejas «¡Qué tarde es! Con todo lo que tengo que hacer…» Margarita dobla con cuidado y guarda el género mientras las dos mujeres comentan las tareas domésticas que les quedan por hacer subrayando ambas lo ocupadas que están. Luego saludos, se encomiendan recíprocamente transmitir saludos a conocidos y parientes y finalmente Vicenta cruza de nuevo el umbral. Margarita vuelve a su labor. La mente se le marcha ahora a la destinataria del jersey y sus estudios: qué difícil lo va a tener cuando termine. Entonces vuelve a sonar la campana. Y la voz de la Vicenta vuelve a escucharse en la mercería. «A ver si empieza a hacer frío ya..» Margarita esta vez no contesta. Se ajusta las lentes para asegurarse. Pero sí, es la Vicenta. Que dice que todo está muy mal y que sus nietos son unos estudiantes modelo. Luego que si tiene una boda en junio y que necesita ropa interior. Margarita ya no da tanta conversación. Contesta con monosílabos. Sonríe sin convicción. Le enseña la misma caja y la Vicenta sigue el mismo ritual de toqueteos y el mismo comentario del algodón de Jaén. Luego se marcha sin comprar tras asustarse por lo tarde que es. Margarita se queda mirando a la puerta durante un rato tras su marcha. Sacude la cabeza «Vicenta cada vez está peor» dice para sí. No ha terminado de colocar la caja en el estante cuando la campana vuelve a sonar. Cuando se da la vuelta de nuevo Vicenta dando los buenos días. Margarita no puede evitar interrumpir su comentario sobre el frío para exclamar «¿Qué te pasa Vicenta?» La clienta pone cara de sorpresa «Nada hija, un poco de reúma pero estoy bien gracias a Dios…» De repente vuelve a sonar la campanilla y un joven con un extraño uniforme plateado cruza la puerta «No se alarmen señoras. La línea de tiempo está en mantenimiento. Les mantenemos informadas.» Y sale de forma precipitada. En la calle se escuchan sirenas y algunos gritos. Las dos mujeres se quedan en silencio mirando a la puerta durante unos minutos. «¿Has visto qué pantalones?» Comenta la Vicenta.
El Skoda Octavia ha cimentado su éxito sobre una premisa que acompaña a muchos de los modelos de la marca, pero que en el Octavia se hace presente como en ninguno. Una idea tan simple como efectiva: ofrecer más por menos. Técnicamente, esta cuarta generación se asienta sobre la plataforma MQB Evo del Grupo Volkswagen, la misma arquitectura que da vida a sus primos del segmento C como el Volkswagen Golf, el SEAT León o el Audi A3. Sin embargo y como ha hecho en otras generaciones Skoda ha estirado esta base hasta sus límites creando un vehículo que con sus 4,69 metros de longitud se asoma descaradamente a las dimensiones del segmento D. Esta estrategia le permite ofrecer un espacio interior y una capacidad de maletero que no solo superan a sus parientes directos, sino que se convierten en su principal y más contundente argumento de venta.
Modelo analizado
Skoda Octavia
Motor y acabado
Combi Sportline 2.0 TDI 150 CV DSG
Potencia
150 CV
Velocidad máxima
225 Kmh
Aceleración o-100
8,6 s
Largo/ancho/alto
4698/1829/1468 mm
Potencia máxima RPM
150 CV
Par máximo Nm/RPM
360 Nm
Caja de cambios
Automático
Web
https://www.skoda.es/
Precio
38.600 euros
Dentro de la estudiada jerarquía del Grupo Volkswagen el Octavia ha sabido labrarse un nicho propio y bien definido. El Octavia se erige como el modelo abanderado de la racionalidad, la practicidad y el espacio. Esta clara diferenciación es una de las claves del éxito del conglomerado alemán pues evita una canibalización directa entre sus marcas. No obstante en esta última entrega se percibe un cambio de rumbo interesante. El Octavia ya no es simplemente la opción de valor ya que ha experimentado una notable evolución en calidad percibida (y un sensible aumento de precios). Sus acabados interiores y su confort de marcha han alcanzado un nivel que compite con marcas con más prestigio. Este salto cualitativo sugiere que Skoda ya no se dirige únicamente al comprador que busca un coche práctico y espacioso sin más sino que apunta a un cliente que valora las virtudes de una berlina de categoría superior pero sin la ostentación o el sobrecoste de una marca premium tradicional.
Trayectoria ingeniosa
La trayectoria de Skoda en las últimas décadas es un caso de estudio en la industria del automóvil. Ha pasado de ser una marca percibida como económica a convertirse en una de las más rentables y de mayor crecimiento en el mercado europeo y uno de los puntos de fuerza del grupo. Su identidad se ha forjado sobre pilares inamovibles que se resumen en una funcionalidad ingeniosa bajo el lema lema «Simply Clever» acompañada de una fiabilidad a prueba de kilómetros gracias al buen hacer constructivo del grupo VolksWagen que le ha granjeado la lealtad de profesionales del transporte y una calidad de construcción que ha borrado cualquier complejo frente a sus socios de grupo.
Este éxito se refleja de manera contundente en el mercado español. En este ascenso el Octavia ha sido y sigue siendo una pieza fundamental siendo el modelo más vendido de la historia de la marca a nivel global con más de siete millones de unidades despachadas. El fenómeno es aún más interesante si se analiza el contexto actual del mercado dominado por la moda SUV y una creciente complejidad tecnológica con la colonización del mercado por parte de las mecánicas electrificadas. En este escenario el éxito sostenido de un familiar diésel como el Octavia Combi puede interpretarse como una respuesta del consumidor. Una parte significativa de los compradores quizás fatigada por la homogeneidad de los SUV y la incertidumbre en torno a las nuevas motorizaciones busca un valor reconocible. El Octavia Combi TDI representa precisamente eso: una fórmula probada, comprensible y extremadamente competente que responde a necesidades reales de espacio, eficiencia en largos viajes y tecnología útil. Se convierte así en un refugio de sensatez en un mercado en plena transformación.
La base del éxito del Octavia de cuarta generación, que hemos podido probar, reside en su arquitectura: la plataforma MQB Evo. La MQB acrónimo de Modularer Querbaukasten o Matriz Modular Transversal es más que una simple plataforma, es una estrategia de producción modular del Grupo Volkswagen para todos sus vehículos con motor delantero transversal. Esta filosofía permite compartir componentes estructurales y mecánicos clave, como el eje delantero, la pedalera o la posición del motor, entre una vasta gama de modelos, desde utilitarios hasta grandes SUV.
Nueva plataforma
Para el Octavia, la adopción de la versión más evolucionada de esta plataforma, la MQB Evo, se traduce en beneficios tangibles. En primer lugar, permite una optimización del espacio sin precedentes. Al estandarizar ciertos componentes, los ingenieros de Skoda han tenido mayor libertad para maximizar la distancia entre ejes y el voladizo trasero, logrando así una habitabilidad y un maletero propios de un segmento superior sobre la base de un compacto. En segundo lugar, esta arquitectura está diseñada para ser tecnológicamente flexible facilitando la integración de los más avanzados sistemas de infoentretenimiento, conectividad y los complejos sistemas de asistencia a la conducción (ADAS). Finalmente, la MQB Evo proporciona una base estructural rígida y relativamente ligera un factor determinante para lograr el excelente equilibrio entre confort de marcha y seguridad dinámica que caracteriza al modelo, además de una mayor eficiencia energética.
La reciente actualización de mitad de ciclo ha refinado la estética del Octavia, dotándolo de una presencia más moderna y afilada. En el frontal, la parrilla ha sido rediseñada, al igual que los parachoques confiriéndole un aspecto con mayor personalidad. El acabado Sportline que nos ocupa potencia este carácter con un tratamiento en negro brillante para el marco de la parrilla y otros detalles específicos. Sin embargo el elemento más destacado son los faros Matrix LED de segunda generación, una tecnología opcional que no solo define la firma lumínica del coche con su intrincado diseño cristalino sino que ofrece una iluminación adaptativa de una eficacia sobresaliente, capaz de maximizar la visibilidad sin deslumbrar al resto de usuarios de la vía. A pesar de los cambios estéticos el aire de familia del frontal sigue permaneciendo.
De perfil el Octavia Combi mantiene la silueta de un clásico sportwagon, familiar pero con rasgos deportivos, con proporciones equilibradas y líneas limpias que transmiten dinamismo pero también elegancia y funcionalidad. La versión Sportline se distingue por varios elementos que rebajan su centro de gravedad visual y real. Las carcasas de los retrovisores en negro brillante, los cristales traseros oscurecidos y las llantas de aleación de 18 pulgadas son los detalles más evidentes que contribuyen a ese toque de deportividad. Pero el cambio más significativo es la suspensión deportiva que reduce la altura de la carrocería en 15 milímetros, otorgándole una postura más asentada y dinámica sobre el asfalto.
Una zaga sobria
La zaga culmina un diseño sobrio que casa con el formato familiar y el concepto del coche. Los pilotos traseros, también con tecnología LED, incorporan intermitentes dinámicos que aportan un toque de modernidad. El acabado Sportline añade un discreto spoiler sobre el portón y un difusor específico en la parte baja del parachoques, ambos acabados en negro para mantener la estética racing. Fiel a una tendencia cada vez más extendida en la industria las salidas de escape reales permanecen ocultas priorizando un diseño más limpio y minimalista. El resultado es un conjunto que no se sale demasiado de las directrices estéticas que ha mantenido la marca para este modelo. Un aspecto familiar que logra parecer deportivo sin necesidad de recurrir a estridencias, manteniendo una elegancia atemporal.
El habitáculo del Skoda Octavia es donde la evolución del modelo se hace más evidente. La calidad de construcción ha mejorado sensiblemente con ajustes precisos entre paneles y el uso de materiales blandos y de tacto agradable en todas las zonas de contacto habitual. Esta atención al detalle sitúa al Octavia un peldaño por encima de muchos de sus rivales incluyendo muchos de sus parientes directos del grupo. El acabado Sportline enriquece esta base con un volante deportivo de tres radios y cuero perforado y unos asientos específicos que combinan tela y cuero sintético creando una atmósfera que es a la vez sofisticada y dinámica sin perder practicidad. Además esta actualización ha incrementado el uso de materiales sostenibles y reciclados en tapicerías y revestimientos como ha comunicado la firma.
Interior deportivo
Los asientos deportivos del acabado Sportline merecen una mención especial. Con los reposacabezas integrados y un diseño envolvente ofrecen una sujeción lateral excelente en zonas de curvas sin comprometer en absoluto el confort en largos viajes, un equilibrio muchas veces difícil de conseguir. La ergonomía del puesto de conducción es buena con una postura fácilmente adaptable y opciones de configuración para conductores de cualquier talla. Es una lástima que a pesar de esa filosofía de lo práctico Skoda haya abrazado en parte esa moda de digitalizar muchas acciones para las que antes bastaba girar una rueda o pulsar un botón. Ahora muchas de estas acciones requieren navegar por menús, una operación que resulta más lenta, menos intuitiva y que obliga a desviar la vista de la carretera. Aunque existen algunos botones físicos de acceso directo bajo la pantalla no solucionan un problema de base que contradice en parte el espíritu práctico de la marca.
Donde no hay debate posible y en lo que el modelo destaca desde su lanzamiento es en la habitabilidad. Las plazas traseras son la referencia de la categoría. El espacio para las piernas es muy generoso comparable al de berlinas de un segmento superior y la cota de altura al techo es igualmente destacable. Dos adultos de más de 1,85 metros pueden viajar detrás con un confort total. La plaza central, como es habitual en coches con túnel de transmisión, es más incómoda y adecuada para trayectos cortos. Esta amplitud se extiende al maletero, otro de los puntos fuertes habituales del Octavia, especialmente la variante Combi. Con una capacidad de 640 litros es simplemente difícil de superar. Sus formas son regulares y muy aprovechables y está repleto de las mencionadas soluciones Simply Clever como ganchos para colgar bolsas, seis argollas para fijar una red, huecos laterales con divisiones, un práctico doble fondo y tiradores que permiten abatir los respaldos traseros en proporción 60/40 directamente desde la zona de carga. La practicidad se completa con numerosos huecos portaobjetos repartidos por el habitáculo, destacando las enormes guanteras de las puertas y el amplio compartimento bajo el reposabrazos central.
El centro neurálgico del Skoda Octavia es su sistema de infoentretenimiento que tras la última actualización puede contar con una impresionante pantalla de hasta 13 pulgadas. Su principal virtud es la conectividad ya que ofrece integración inalámbrica con Android Auto y Apple CarPlay, un estándar de comodidad que funciona de manera fluida. Frente al conductor se despliega el «Virtual Cockpit», un cuadro de instrumentos digital de 10,25 pulgadas que es de serie en los acabados superiores. Esta pantalla es uno de los puntos fuertes del apartado tecnológico, gracias a su alta resolución, fluidez y amplias posibilidades de personalización. Permite elegir entre diferentes vistas, desde una que simula los relojes analógicos tradicionales hasta un modo de mapa a pantalla completa o una interfaz minimalista con la información esencial.
Confort sobresaliente
En cuanto al confort acústico, otro elemento que marca la diferencia de modelos con orientación premium, el Octavia Combi es un vehículo excelentemente aislado del ruido aerodinámico y de rodadura, lo que contribuye a una experiencia de viaje muy relajada en autopista. El sistema de sonido de serie cumple sin más pero para los audiófilos la opción del sistema de sonido Canton es casi obligatoria. Este equipo desarrollado por el especialista alemán cuenta con 12 altavoces, un subwoofer en el maletero y una potencia total de 675 vatios, transformando el habitáculo en una auténtica sala de conciertos móvil con un sonido nítido y envolvente.
El arsenal de sistemas de ayuda a la conducción (ADAS) es muy completo. El paquete «Assisted Drive» combina el control de crucero adaptativo (ACC) con el asistente de mantenimiento de carril (Lane Assist) para ofrecer un nivel 2 de conducción semiautónoma, especialmente útil en vías rápidas. El Lane Assist funciona de manera suave y precisa, manteniendo el coche centrado en el carril. A veces el sistema tiene reacciones algo bruscas y hemos notado cierto retardo en la detección de vehículos durante la marcha, pero en ningún momento comprometiendo la seguridad. A pesar de todo sigue siendo un excelente sistema para evitar la fatiga en viajes largos. El equipamiento de seguridad se completa con el sistema Front Assist con frenada de emergencia y detección de peatones, el detector de ángulo muerto y un asistente de giro que puede frenar el vehículo si detecta riesgo de colisión al girar a la izquierda.
Bajo el capó de nuestra unidad de pruebas late el corazón más racional y sobre todo rutero de la gama: el motor 2.0 TDI en su versión de 150 CV. Se trata de un bloque diésel de cuatro cilindros y 1.968 centímetros cúbicos que pertenece a la última familia de propulsores EVO del Grupo Volkswagen. Entrega su potencia máxima de 150 CV de forma constante, pero su verdadero punto fuerte es la generosa cifra de par motor: 360 Nm disponibles desde tan solo 1.700 revoluciones por minuto. Esta característica define por completo su carácter. Es un motor que empuja con contundencia y sin esfuerzo desde muy bajo régimen proporcionando una sensación de aceleración y recuperación muy solvente incluso superior a la que sus cifras podrían sugerir. Su refinamiento es notable para tratarse de un diésel, con un nivel de vibraciones y sonoridad muy contenido, especialmente a velocidad de crucero.
Cambio excelente
Asociada a este motor encontramos la caja de cambios automática de doble embrague DSG de siete velocidades una combinación que funciona de maravilla. En los modos de conducción Normal o Eco las transiciones entre marchas son casi imperceptibles primando la suavidad y la eficiencia. Al seleccionar el modo Sport la gestión del cambio se vuelve más reactiva apurando más las marchas y reduciendo con mayor celeridad para mantener el motor en su zona óptima de par. El conductor también puede tomar el control a través de las levas situadas tras el volante aunque el sistema muestra una naturaleza protectora subiendo de marcha automáticamente al alcanzar el límite de revoluciones en lugar de permitir el corte de inyección.
El selector de modos de conducción (Drive Mode Select) permite adaptar la respuesta del vehículo al estilo de conducción deseado. Actúa sobre la sensibilidad del acelerador, la lógica del cambio de marchas y la asistencia de la dirección. El cambio entre los modos Eco, Normal y Sport es claramente perceptible, permitiendo transformar el coche de un tranquilo y eficiente rodador a un vehículo con una respuesta mucho más enérgica y directa, lo que demuestra la versatilidad del conjunto motopropulsor.
El Skoda Octavia Combi Sportline ha sido concebido con un claro enfoque en el confort y la seguridad para largos desplazamientos y su comportamiento dinámico es un fiel reflejo de esta filosofía. En el entorno urbano, la suavidad del conjunto motor-cambio DSG y una dirección ligera y precisa hacen que su conducción sea una tarea sencilla y agradable a pesar de sus generosas dimensiones. Cuando abandonamos la ciudad y nos adentramos en carreteras secundarias, el chasis demuestra un buen aplomo y una elevada sensación de seguridad. Sin embargo incluso en este acabado Sportline con suspensión rebajada y más firme la puesta a punto del chasis prioriza claramente el confort sobre la deportividad.
Comportamiento tranquilo
En curvas enlazadas a ritmo vivo, la carrocería muestra cierto balanceo y aunque las reacciones son siempre nobles y predecibles no es un coche que invite especialmente a una conducción deportiva o apurada. Quienes busquen un mayor dinamismo deberían considerar la suspensión adaptativa DCC (Dynamic Chassis Control), una opción muy recomendable que permite endurecer la amortiguación y contener de forma mucho más eficaz los movimientos de la carrocería.
Es en la autopista donde el Octavia Combi revela su verdadera vocación. Es un auténtico devorador de kilómetros. El aplomo a alta velocidad es impecable, transmitiendo una enorme confianza al conductor. La calidad de rodadura es soberbia con una suspensión que filtra las irregularidades del asfalto con una eficacia notable y una insonorización que aísla a los ocupantes del exterior permitiendo mantener conversaciones sin elevar la voz incluso a velocidades de crucero elevadas. Este comportamiento refleja una clara «germanización» del modelo. Ha dejado atrás cualquier concesión a un dinamismo ágil para adoptar las maneras de una gran berlina de viaje, un rodador de alta calidad diseñado para cruzar el continente con el máximo confort y seguridad.
La combinación del eficiente motor 2.0 TDI con la caja DSG de siete relaciones convierte al Skoda Octavia Combi en un auténtico campeón del bajo consumo. Las cifras de homologación bajo el ciclo WLTP son una clara declaración de intenciones. El consumo combinado oficial se sitúa en unos extraordinarios 4,6 litros a los 100 kilómetros eso sí, con la etiqueta medioambiental C de la DGT ya que no dispone de ningún tipo de hibridación. El desglose por tipo de uso revela un consumo de 6,8 l/100 km en recorridos urbanos (velocidad baja), 4,5 l/100 km en tramos interurbanos (velocidad media), y unos espectaculares 3,8 l/100 km en carretera (velocidad alta) y 4,4 l/100 km en autopista (velocidad muy alta).
Lo más destacable es que estas cifras se pueden conseguir prácticamente iguales en un uso real. En carretera no hay que esforzarse demsiado para registrar consumos reales por debajo de los 5 litros a los 100 kilómetros sin necesidad de practicar una conducción especialmente cuidadosa. En un uso mixto que combine diferentes tipos de vías los valores se mantienen fácilmente en el entorno de los 5,5 l/100 km. Esta eficiencia, unida a un depósito de combustible de 45 litros de capacidad se traduce en una autonomía teórica que puede superar con facilidad los 900 kilómetros entre repostajes. Si bien la capacidad del depósito podría considerarse algo justa para un viajero tan incansable no empaña un rendimiento energético que se sitúa entre los mejores del mercado.
Conclusiones
El Skoda Octavia Combi Sportline 2.0 TDI se reafirma en su última actualización como una de las compras más inteligentes y lógicas del mercado actual para quien busca un coche práctico con toques deportivos. Sus fortalezas son tan evidentes como contundentes: un espacio interior y una capacidad de maletero que son la referencia absoluta no solo de su segmento sino incluso de muchos modelos de categorías superiores. Otros puntos destacables son un confort de marcha excelente que lo convierte en un viajero incansable, una calidad de acabados que ha alcanzado la madurez y una practicidad inigualable gracias a su arsenal de soluciones «Simply Clever». Todo ello, impulsado por un conjunto motor diésel y cambio DSG que es un prodigio de eficiencia, refinamiento y rendimiento.
Los detalles que nos han gustado menos ha sido la adopción de los controles a través de menús de la pantalla táctil para sustituir el acceso por botón o diales. Una tendencia que esperábamos que no llegara a los fabricantes con una vocación de precticidad como Skoda. También echamos en falta un tarado algo más deportivo de la amortiguación para conseguir un tacto más comunicativo y con mayor compostura en terrenos virados. Sin embargo es un coche con mucho talento rutero y en el que el confort se percibe muy por encima de su franja de precio, aunque éste haya aumentado.
Valoración final
8.4
NOTA
NOS GUSTA
Buena habitabilidad
Confort elevado
Maletero
A MEJORAR
Mandos digitales
RESUMEN
El nuevo Octavia sigue la tradición de ofrecer mucho espacio y soluciones prácticas en un coche que sin ser deportivo es ideal para viajes con un consumo muy contenido y un gran confort.
Prestaciones7.5Diseño8.5Consumo9Confort8.5Sistema de infoentretenimiento8.5
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