La PS5 Pro lleva ya varios meses en el mercado, pero hasta ahora Sony no había mostrado en profundidad cómo es por dentro. Y en una generación como esta, donde la potencia importa, sí, pero no lo es todo, mirar dentro del chasis puede ofrecer más respuestas que una tabla de especificaciones. Porque en esta etapa del ciclo de vida de las consolas, ya no se trata solo de sumar teraflops, sino de entender cómo se gestiona la energía, cómo se escala la imagen, cómo se disipa el calor, y qué papel juegan tecnologías como el trazado de rayos o el escalado por IA en la experiencia final.
Es precisamente eso lo que ha hecho Sony con la publicación de un teardown oficial de la PS5 Pro, acompañado por explicaciones detalladas de sus propios ingenieros. En él, se expone no solo el rediseño interno de la consola, sino también el razonamiento detrás de cada una de sus principales modificaciones, desde la GPU y el sistema de memoria, hasta la modularidad de los componentes y la refrigeración.
El punto central del rediseño es su nueva GPU, una arquitectura personalizada basada en AMD RDNA 3 que Sony califica como “ultracharged”. Este salto gráfico no solo apunta a mayores frecuencias o potencia bruta, sino a una experiencia 4K más estable y una mayor eficiencia general. En paralelo, se ha incorporado una nueva tecnología de escalado desarrollada por la propia Sony: PlayStation Spectral Super Resolution (PSSR), una alternativa propietaria a opciones como FSR o DLSS, diseñada específicamente para el ecosistema de PS5.
La PS5 Pro también mejora de forma notable el subsistema de memoria. Ahora cuenta con un ancho de banda de 576 GB/s, lo que representa un aumento del 28% respecto a la PS5 original. Junto a esto, se ha rediseñado todo el sistema térmico: un nuevo disipador (heat sink) más eficiente, ventiladores optimizados y una reestructuración del flujo de aire que apunta a mantener la temperatura bajo control incluso en sesiones exigentes. La distribución del consumo energético también ha sido revisada, con nuevas fases de potencia para mejorar la estabilidad.
Otro de los aspectos destacados del teardown es su diseño modular. Como en el modelo Slim, el lector de discos sigue siendo extraíble, pero además, la disposición de los componentes internos ha sido reorganizada para simplificar tanto el ensamblado como las posibles reparaciones. Es un cambio discreto pero significativo, que revela un enfoque más consciente hacia la sostenibilidad y el soporte técnico a largo plazo.
Más allá de los componentes, el desmontaje permite entrever la filosofía que hay detrás de la PS5 Pro. Sony no ha buscado romper con la generación anterior, sino evolucionarla con un equilibrio entre rendimiento y control térmico, entre escalabilidad gráfica y compatibilidad con el catálogo existente. No hay una apuesta por lo extremo, sino por lo sostenido: por una arquitectura que prolongue la vida útil de la consola y que permita a los desarrolladores explorar nuevas posibilidades sin reinventar el terreno.
Puede que ya esté disponible desde hace tiempo, pero este desmontaje ayuda a entender mejor algunas de las decisiones técnicas que definen a la PS5 Pro. No se trata únicamente de sumar potencia, sino de cómo se ha reorganizado internamente para mantener el equilibrio entre rendimiento, eficiencia y escalabilidad. Un diseño que, más allá de los números, refleja la intención de sostener esta generación sin rupturas ni sobresaltos.
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