De un tiempo a esta parte, CapCut se ha convertido en una de las herramientas de edición de vídeo más empleadas, especialmente por creadores de contenidos. Y, en verdad, hay muchas razones para ello, empezando por la enorme cantidad de funciones que integra, la calidad de los resultados de las mismas y, además, una sencillez de uso unida a la definición de flujos de trabajo realmente intuitivos. Yo no soy usuario, pero mi chica sí y, por lo que veo cuando la utiliza, sin duda parece una app muy, muy bien resuelta.
También ha sido de ayuda para su popularidad el ser un producto de ByteDance, la tecnológica china responsable de TikTok, y es que es, precisamente a la sombra de esta todopoderosa red social, donde CapCut ha podido experimentar un crecimiento enorme. No quiero decir con esto, ojo, que ese sea su único mérito. Más bien al contrario, creo que la aplicación destaca por sí misma, sin necesidad de llegar de la mano de nadie, y no me cuesta en absoluto decir que eso se debe al buen trabajo que hay tras ella.
Sin embargo, leo con sorpresa en Android Police que CapCut ha cambiado recientemente su licencia de uso, en una modificación en la que que ahora reclama los derechos permanentes sobre todo lo que subas o sincronices, incluyendo tus videos, nombre y rostro. Sí, has leído bien, cualquier contenido que proceses con la aplicación, aunque sea para compartirlo en privado, porque quieres tener una copia editada de tus videos personales o, incluso, si lo deshechas (es decir, si no llegas a publicarlo en ninguna parte), ByteDance pretende poder hacer lo que le de la gana con ese material, te parezca bien o no.
Obviamente, está por ver cómo encaja eso en los diversos marcos legales que rigen los lugares en los que residen sus usuarios, pero la simple idea de que tu contenido personal, una vez que pasa por las herramientas de edición de CapCut, pueda ser empleado por ellos libremente, supone un cambio de paradigma aterrador. Y es que, sí, es cierto que las redes sociales llevan ya años reclamando esta misma posición, pero es que en este caso estamos hablando de una herramienta de edición de vídeo, lo que marca un antes y un después.
¿Es el momento de empezar a buscar alternativas a CapCut? Pues, personalmente, pienso que sí. Ahora bien, el problema es que no me extrañaría en absoluto que, si a ByteDance le sale bien la jugada, otros muchos vayan detrás reproduciendo exactamente el mismo modelo. Como ya te contábamos hace unas semanas, Instagram ya tiene lista su alternativa, llamada Edits, que en principio podría ser una buena opción… salvo por el hecho de que pertenece, claro, a Meta, que por sus precedentes podemos pensar que estaría encantada de reproducir esos mismos términos de uso.
El gran cambio que ha experimentado el mercado del software en los últimos 15 años, ha propiciado que el usuario tenga cada vez menos control, al tiempo que tiene que pagar más. Lejos van quedando ya los tiempos en los que, por un pago único, podías emplear una aplicación de manera ilimitada, y sin tener que preocuparte por nada. El modelo de suscripción, el software como servicio, la integración de servicios en remoto (frente al procesado local tradicional), etcétera, han dado lugar a disparates como éste, en el que cada vez, por más, obtenemos menos. Y esto me parece lamentable.
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