Hay herramientas que, por su cotidianidad, pasan desapercibidas hasta que fallan. En el entorno de Windows, el Explorador de archivos es una de esas piezas invisibles que usamos sin pensar. Pero basta con que tarde medio segundo más de la cuenta en abrirse para que nos demos cuenta de lo esencial que resulta en nuestra relación diaria con el sistema. En esa línea, Microsoft está probando un cambio discreto, pero con impacto potencial: precargar el Explorador de archivos en segundo plano al arrancar Windows 11.
La función, que por ahora se está evaluando en el canal Insider Canary —es decir, fuera del alcance del público general—, consiste en mantener parte del Explorador ya cargado en memoria desde el inicio de sesión. De ese modo, la primera apertura sería mucho más rápida, evitando los microtirones o las esperas de los primeros segundos. La opción está activada por defecto, aunque puede deshabilitarse manualmente desde la configuración del sistema.
Este ajuste no surge de la nada. Desde la llegada del rediseño de Windows 11, una de las quejas más recurrentes entre los usuarios ha sido el rendimiento del Explorador de archivos. Pese a los esfuerzos por hacerlo más visual, modular y moderno, la nueva versión ha resultado más lenta, incluso en equipos con especificaciones generosas. Microsoft ha recibido ese feedback y parece estar respondiendo con medidas que no alteren la interfaz, pero sí el comportamiento por debajo.
Entre las ventajas claras de este sistema está la mejora inmediata en la percepción de fluidez. Los usuarios notarán que el Explorador responde mejor, especialmente en sesiones recién iniciadas, y que no hay ese pequeño retraso que puede frenar el ritmo de trabajo. En dispositivos con buen rendimiento general, el impacto positivo puede ser notable, reforzando la experiencia de uso que Windows 11 quiere ofrecer.
Ahora bien, no todo son beneficios. Precargar un componente del sistema tiene un coste, aunque sea leve. En equipos más modestos, añadir procesos residentes implica más consumo de memoria y potencia desde el arranque, algo que podría ralentizar otras tareas si los recursos son limitados. Además, no todos los usuarios abren el Explorador al empezar, lo que convierte esta precarga en una inversión de recursos poco rentable en muchos casos.
Por suerte, Microsoft ha planteado la función como opcional. Los usuarios podrán decidir si mantenerla activada o no, accediendo a las opciones avanzadas del sistema. Aunque esté habilitada por defecto, desactivarla será sencillo. Esa flexibilidad es clave para que medidas como esta no se conviertan en imposiciones encubiertas, sino en ajustes que cada cual adapta a sus necesidades.
En definitiva, el Explorador de archivos sigue siendo esa herramienta silenciosa pero imprescindible. Y su comportamiento, por básico que parezca, sigue marcando la diferencia en la experiencia diaria con el sistema operativo. Si esta nueva función consigue que se sienta más ágil sin penalizar el rendimiento global, bienvenida sea. Pero como todo en informática, conviene no olvidar que cada pequeño cambio tiene su cara y su cruz. A veces, acelerar también implica cargar más peso.
Y hasta la llegada definitiva de esta función, si tú eres una de esas personas insatisfechas con el Explorar de archivos de Windows 11, en este artículo te contamos cómo puedes recuperar el Explorador de Windows 10.
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