Xbox ha representado durante más de dos décadas la promesa de una experiencia de juego cerrada, accesible, optimizada y predecible. Una consola de sobremesa con alma de plataforma, pensada para enchufar, jugar y olvidarse del resto. Sin embargo, todo apunta a que esa idea podría estar a punto de mutar radicalmente. La próxima generación de Xbox quiere ser, según las filtraciones más recientes, algo más que una consola: pretende convertirse en un híbrido total entre consola y PC, capaz de ofrecer lo mejor de ambos mundos. Lo cual, dicho sea de paso, no es poco ambicioso.
La información, recogida por Wccftech y procedente de fuentes cercanas al desarrollo del hardware, apunta a una visión renovada para Xbox: un dispositivo que, más que limitarse a una arquitectura cerrada como en generaciones anteriores, se acercaría más que nunca a un entorno PC. Esto incluiría, según se ha filtrado, compatibilidad total con la arquitectura de Windows, posibilidad de ejecutar múltiples tiendas digitales —no solo Xbox Store— y una filosofía mucho más abierta en términos de instalación de software y modding. Se trataría, por tanto, de una redefinición total del concepto de consola.
El corazón técnico de este nuevo dispositivo sería una APU personalizada de AMD, cuyo nombre en clave es “Magnus” y que incluso está dando nombre, no oficial, a la futura consola. Este procesador combinaría CPU y GPU en un solo paquete, con una potencia muy superior a la de las Xbox Series actuales. Una de las ideas que se barajan es eliminar el requisito de suscripción para jugar online, aunque no está claro si esto aplicaría a todos los juegos o solo a determinados títulos. En palabras atribuidas a ejecutivos de la compañía, el nuevo hardware pretende ser un producto “premium, muy de alto nivel”, lo cual ya nos va preparando para una diferencia de precio notable respecto a lo que ha sido habitual hasta ahora.
De confirmarse esta estrategia, el cambio para el ecosistema Xbox sería profundo. Por un lado, los usuarios ganarían en libertad: podrían acceder a bibliotecas multiplataforma, ejecutar juegos de PC y consola indistintamente, o incluso utilizar software de productividad. Por otro, los desarrolladores se enfrentarían a un entorno más fragmentado, donde la optimización tendría que tener en cuenta múltiples variables propias de un entorno PC, y no solo las características de una consola cerrada.
Claro que una transición de este tipo no está exenta de riesgos. Las primeras estimaciones, y que ya te adelantamos anteriormente, apuntan a que el coste de fabricación del dispositivo podría superar los 1.000 dólares, una cifra inusualmente alta para una consola doméstica. Esto plantea varias preguntas: ¿hay mercado para un dispositivo de este precio? ¿Cómo afectará al posicionamiento de Xbox frente a la futura PlayStation 6, que presumiblemente mantendrá una estructura más tradicional? ¿Hasta qué punto se diluye la identidad de Xbox como consola frente a esta propuesta que suena más a PC preconfigurado que a consola al uso?
El movimiento, en cualquier caso, no se da en el vacío. Ya hemos visto en años anteriores cómo Microsoft ha ido acercando Xbox al ecosistema Windows, tanto a nivel de interfaz como de servicios, incluyendo la sincronización de bibliotecas, el uso compartido del Game Pass o la progresiva apertura a mods y personalización. Si la generación actual ha dado algunos pasos en este sentido, la próxima parece querer borrar directamente las líneas que separan ambas plataformas.
Como jugador, cuesta no preguntarse qué ganaremos y qué perderemos en el proceso. La consola, con sus limitaciones y sus virtudes, ofrecía algo que el PC rara vez daba: una experiencia estable, directa, sin complicaciones. Si Xbox quiere ser PC, tendrá que gestionar todas las ventajas que eso implica, pero también todas las complejidades. Y puede que algunos de nosotros no queramos que nuestra consola piense tanto: solo queremos que juegue.
La entrada Xbox Magnus será un híbrido entre consola y PC se publicó primero en MuyComputer.
