El teclado QWERTY es una de las configuraciones más extendidas y más utilizadas del mundo. Existen otras versiones, como el QWERTZ y el AZERTY, pero todos tienen en común una cosa muy sencilla, que cada tecla representa una letra.
Esto es lo normal, y es el tipo de escritura a la que todos nos hemos acostumbrado, a pulsar teclas para combinar esas letras y crear palabras. Es bastante efectivo y funcional, ¿pero qué pasaría si los teclados utilizaran palabras completas en vez de letras?
Es una pregunta muy interesante, y este proyecto de teclado personalizado ha llevado a la práctica esta idea de una manera literal, creando un teclado mecánico que contiene nada más y nada menos que las 1.000 palabras más utilizadas en el idioma inglés.
Además de las teclas dedicadas a palabras, el autor de este proyecto incluyó teclas de función, diferenciadas en color rojo, que permiten realizar hasta 20 modificaciones diferentes, como por ejemplo convertir palabras al plural y añadir sufijos para presente continuo (-ing) y pasado (-ed). Esto mejora mucho la versatilidad del teclado.

Para integrar todas esas teclas ha sido necesario utilizar un chasis enorme. Como se puede ver en el vídeo, este teclado ocupa mucho espacio, y es tan grande que incluso con los brazos abiertos es complicado llegar a las teclas situadas en ambos extremos. Esto ya dice mucho de la experiencia de uso que ofrece, ¿pero realmente permite escribir lo bastante rápido?
La respuesta es un no rotundo, no es cómodo y tampoco permite escribir con rapidez, de hecho ocurre todo lo contrario. Al ser un teclado que solo cuenta con una cantidad determinada de palabras debemos pensar primero en qué queremos escribir y si podemos escribirlo con las letras que tenemos.
A esa primera barrera se suma luego otra importante, y es que tenemos que ir localizando una a una las palabras que queremos escribir, un proceso bastante lento que no tiene nada que ver con la escritura mental y sin mirar que podemos realizar con un teclado normal basado en letras. Esto puede llegar a ser muy lento, y elimina esa ventaja aparente que supone escribir palabras completas.
Este experimento nos cuenta algo muy interesante, y es que los teclados no han evolucionado prácticamente nada en su planteamiento desde hace décadas por una razón muy sencilla, no hay nada más práctico, eficiente y funcional que el sistema clásico que utilizamos actualmente, cuyo enfoque está basado en letras distribuidas en tres filas diferenciadas.

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